Angustiado por el testimonio de la mujer libanesa, Piracci emprende un viaje por África, mientras, en paralelo, el joven sudanés Soleimán inicia su propia aventura para tratar de salir de la miseria. A partir de estos dos cabos Laurent Gaudé trenza su obra, llevada con buen ritmo y una agradable mezcla de realismo y clima de fabulación.

El italiano se siente decepcionado por su vida anterior, al haber visto la tragedia de la chica libanesa, y el africano representa su envés, el entusiasmo por una vida a tope que él espera desde que llegue a España, si bien pronto sabe con sobrevivir le va a ser suficiente.

En los alrededores de Ceuta, Soleimán se esconde junto a otros quinientos inmigrantes que esperan dar el salto. Por el otro lado, Piracci trata de acostumbrarse al polvo de África, a sus autobuses, a su desorden. Gaudé cuenta con finura esta historia sobre la inmigración africana. Ojalá sean los propios africanos los que pronto la puedan contar.