Viajar a USA: (a)visados estamos
ABC, 21-03-2008No hace falta ser muy viajado para saber que el control de un aeropuerto puede ser una encerrona. A miles de kilómetros de casa, un tipo como recién salido de Sin Sin puede decidir si vas o vienes, si te quedas o te largas. Si se está en Túnez, uno busca consuelo en su tez morena, en algún apellido que empiece por Al, o en la sombra sobre el labio de un buen mostacho. Si está en Copenhague, o en Berlín, la cosa pinta peor, porque con esta pinta, valga la viajera redundancia, de haber nacido más abajo de los Pirineos, uno no pasa por vikingo ni por ario así como así. En París, lo mejor es llevar siempre en los labios un «excuse moi», por si las moscas de la simpatía parisina.
Pero en los Estados Unidos, donde el Tío Sam y el Tío Tom (va por usted, Obama), en un país forjado con los hierros multirraciales de la inmigración (aunque Elia Kazan, otro sin papeles, ya se lo olió en «América, América») no tienen problemas. Porque las autoridades de los aeropuertos americanos trabajan, cuadriculados ellos, con una plantilla, con un molde que aplican al paisanaje según cae por allí.
Existe el modelo Mustafá, aplicable a cualquier persona de origen árabe, motivo suficiente para pensar que el susodicho es colegón de Osama. Esto es lo que le ha sucedido al guitarrista francés Mohamed Yamani, líder del grupo Fancy. A Mohamed le han negado la entrada porque su nombre se parece (mucho, todo hay que decirlo) al de un lugarteniente de Bin Laden, Abu Mohamed Al – Yamani. Ser de origen árabe y llamarse Mohamed y Yamani es como en cristiano llamarse Pedro y apellidarse Pérez. Pero explícale eso a un muchachote de la Minnessotta de los Coen.
Existe también el modelo faranduleo lorquiano, que le fue aplicado a Antonio Canales al que le tocó bailar con la más fea por ponerse flamenco con la visa en el aeropuerto de Nueva York. Evidentemente, los suramericanos, carne de narcotráfico, ya se sabe, tienen plantilla propia, la Juan Valdez, que le fue infligida durante dos horas (hasta tuvo que mediar el ministro Rubalcaba) a Ramón Calderón, un hombre que siempre va de punta en blanco pero con un apellido que a los yanquis les huele a chamusquina, la de las hojas de coca bolivianas. Eso le pasa a don Ramón por ir por la vida (era verano) en traje de indiano. Y no puede faltar en esta lista el modelo rockero viciosillo, que lo mismo vale para el roto de un stone que para el descosido de Amy Winehouse, a la que no le dejaron recoger un puñado de premios que valían su precio en kilogrammys. Sin duda, del gramo al grammy hay poco trecho para el departamento USA de fronteras. A(visados) estamos.
MANUEL DE LA FUENTE
REUTERS
El grupo Fancy, uno de cuyos miembros, el guitarrista Mohamed Yamani, en el centro, sufrió el rigor de la aduana de EE.UU.
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