Una euskaldun con acento japonés
Moeko Okabe, una niña japonesa de 9 años, ha sido capaz de aprender euskera en tan sólo cinco meses. Llegó a la Ikastola Amaiur por casualidad y ahora, una vez que ha vuelto a Japón, seguirá estudiando para no olvidar lo aprendido.
Deia, , 17-03-2008seguro que muchos euskaldunberris, o los que están en proyecto de serlo, envidiarán a Moeko Okabe, una niña japonesa de 9 años que en tan solo cinco meses ha sido capaz de aprender euskera. Una labor que para muchos puede parecer un sueño casi inalcanzable. Moeko, que ha estudiado durante este tiempo en la Ikastola Amaiur, ahora es capaz de comunicarse en euskera y, aunque ya ha regresado a Japón, tiene intenciones de no olvidar lo aprendido y seguir mejorando su nivel. Fuminobu Okabe, el padre de Moeko y profesor de Derecho en la Universidad de Soko en Tokio, confiesa que su hija es “muy afortunada” por haber podido aprender euskera, una lengua que en Japón es desconocida.
La familia japonesa se trasladó a Iruñea a principios de octubre porque Fuminobu Okabe tenía una beca para participar en un estudio sobre los derechos de las personas con discapacidad en la Universidad de Navarra. “Al principio no llevamos a Moeko a ninguna escuela porque no sabíamos si una alumna extranjera que iba a estar temporalmente podría entrar. Además, pensaba que mi hija no llegaría a hablar ni castellano ni euskera en medio año porque cuando llegamos no sabía ni el alfabeto”, aseguró Fuminobu Okabe. Moeko entró a la Ikastola Amaiur por pura casualidad, ya que se hizo amiga de dos alumnas que estudiaban en la ikastola y sus padres decidieron iniciar los trámites para comenzar en ese centro. Además, según indicó Peio Eguren, director de la Ikastola Amaiur, esta familia “siempre ha sido consciente y ha valorado que tenemos un patrimonio inmaterial universal”.
Moeko no tuvo ningún problema para integrarse en la ikastola, aunque sus primeros días fueron duros. “Me daba rabia no poder entender nada de lo que decían la profesora y los amigos, aunque no tuve miedo en ningún momento”, recuerda. Durante las dos primeras semanas, su madre, Kaori, acompañó a Moeko en sus clases para conocer cómo funcionaba la ikastola, aprender algo del nuevo idioma y así poder ayudar a su hija. Cada día, la nueva alumna recibió 15 minutos de apoyo, en el que se trabajó el euskera de forma comunicativa. La grafía fue otro de los problemas con los que se encontró, aunque ese trabajo lo realizó en casa.
En diciembre, la joven ya era capaz de comunicarse en euskera gracias a la ayuda de los profesores, los compañeros y también de sus padres. “En casa le han ayudado mucho, siempre traía los trabajos hechos y los compañeros se han volcado con ella”, señala Arantxa Zuriarrain, la profesora de Moeko. Para los alumnos de Amaiur, la experiencia de Moeko también ha sido muy enriquecedora. Han podido aprender algunas palabras en japonés y, sobre todo, han conocido otras culturas y formas de pensar.
diferencias educativas
La escuela japonesa da más importancia a la memoria que a la creatividad
Fuminobu Okabe confiesa que el método de enseñanza primaria en Nafarroa “es más excelente que el de Japón”. El profesor de la Universidad de Soka explica que en Japón se le da mucha importancia a aprender de memoria una gran cantidad de datos y la educación se centra en las matemáticas, la lengua japonesa, la historia de Japón y las ciencias. “Los alumnos de la escuela primaria de Japón pueden conocer varias técnicas de estudio indica Okabe pero los alumnos de Nafarroa tienen capacidad para pensar y opinar. Creo que lo más importante de la escuela primaria es desarrollar el talento y la personalidad de cada uno”. A Moeko lo que más le sorprendió fue que se podía merendar en la escuela, algo impensable en Japón.
Cuando llegó a Iruñea, Moeko no sabía nada de euskera, sin embargo, ahora le encanta. “Hay muchas palabras que tienen la misma pronunciación que en japonés, aunque su significado no es el mismo”, asegura. Moeko espera seguir aprendiendo, aunque en Japón será complicado. “La mayor parte de los japoneses no conocen la existencia del euskera”, se lamenta Fuminobu Okabe. Por ello, se han ido de Nafarroa bien provistos de libros y vídeos para no olvidar todo lo aprendido. El caso de Moeko sirve, según Peio Eguren, “para abrirnos los ojos. ¿Si ella puede aprender euskera, por qué otros no?”.
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