Explotación laboral

El norte de Portugal carece de alternativa para los 20.000 lusos contratados en Galicia

La Voz de Galicia, 17-03-2008

Cifran en más de 5.000 los irregulares en la comunidad

Cifran en más de 5.000 los irregulares en la comunidad

Lo que más preocupa en el norte de Portugal es una posible quiebra del mercado inmobiliario español, la situación de recesión económica y que la caída del empleo en España, y sobre todo en Galicia, suponga un riesgo importante para la recuperación de su economía, aquejada de unas cifras de paro que, al cierre de febrero, y solo en la región norte superaba los 182.000 desempleados. En el conjunto del país el paro se sitúa por encima del 11% y el Gobierno de Portugal ya no oculta su temor a no poder asumir el regreso de los más de 100.000 trabajadores que, según las cifras difundidas por la propia Administración lusa a principios de marzo de este año, están afiliados a la Seguridad Social española.

Los datos confirman que las regiones más próximas a la frontera portuguesa son las que acogen el mayor número de emigrantes lusos. Es el caso de Galicia, con un total de 14.482 inscritos en situación de legalidad. Los portugueses deslocalizados, sobre todo procedentes de la región del Alto Miño, se encuentran afincados en Ourense (5.031), Pontevedra (4.360) y A Coruña (3.662). Sin embargo, esta cifra no incluye los centenares de operarios que cruzan a diario la frontera para trabajar en la construcción civil y, desde hace unos meses, en las obras del tren de alta velocidad.

Los sindicatos consultados estiman que la cifra real de ciudadanos portugueses que cruzan la frontera para trabajar en el área de Vigo ronda los 3.000, (hablan de entre 5.000 y 8.000 en toda Galicia) aunque aseguran que, el carácter itinerante de las cuadrillas, la cercanía a la frontera y su situación no siempre dentro de la legalidad hace imposible saber el número exacto de operarios.

La demanda que existía hasta hace poco de trabajadores para la construcción gallega ha dado entrada a un gran contingente de trabajadores portugueses, contratados por salarios un tercio más bajos que los que cobra por convenio un trabajador local.

Los sindicatos denuncian que esta situación está generando diferentes fórmulas de contratación. Están las cuadrillas transfronterizas que van y vienen a diario, y las que permanecen en Galicia hasta que finaliza su contrato de obra. Los obreros que pernoctan en Galicia tienen acuerdos con sus patronos, que les facilitan la vivienda, en algunos casos la comida, y viajes periódicos a su país para que puedan visitar a la familia y que, además, controlan que cumplan con lo acordado con el empresario principal. Los autocares portugueses desfilan los viernes por la tarde hacia el país vecino y retornan el lunes de madrugada para poder llegar a la hora en punto para iniciar la jornada laboral.

Los obreros lusos cobran, según aseguran fuentes consultadas, alrededor de seis euros por hora, pero al cabo del mes completan un salario de entre 900 y 1.000 euros, 300 euros más de lo que cobrarían en su país.

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