Investigan a tres guardias por pinchar el salvavidas de un inmigrante que murió ahogado

El Mundo, OLGA R. SANMARTIN, 17-03-2008

Tras interceptarlo cuando se dirigía a Ceuta subido a una colchoneta de playa, lo devolvieron a aguas marroquíes, con el flotador rajado con un cuchillo El senegalés Laucling Sonko no sabía nadar. Así se lo dijo a la patrulla de la Guardia Civil que lo interceptó cuando intentaba entrar ilegalmente en Ceuta montado en una colchoneta de playa. Pero el argumento no convenció a los tres miembros del Instituto Armado, que lo devolvieron a aguas marroquíes y, a unos 100 metros de la costa, le pincharon el flotador, a pesar de sus protestas. El inmigrante, de 29 años, murió ahogado. Sigue en


El fiscal general del Estado, Cándido Conde – Pumpido, ha dado orden a las fiscalías de Cádiz y Ceuta para que investiguen el caso por su «posible trascendencia penal».


Según el escrito de la Fiscalía General, al que ha tenido acceso Efe, los guardias civiles podrían haber cometido un presunto delito de homicidio por imprudencia.


Los hechos ocurrieron en torno a las 3.00 horas del 26 de septiembre del año pasado, cuando un grupo de subsaharianos trató de colarse en nuestro país por el método del pasador.


Esta técnica se utiliza para entrar en Ceuta y en Melilla por vía marítima, saliendo desde la costa marroquí. Los sin papeles se montan en colchonetas hinchables, de las que usan los niños en la playa, y se dejan llevar hasta la costa española por un avezado nadador y conocedor del lugar, que arrastra todos los flotadores a la vez mediante cuerdas.


Laucling Sonko salió desde la costa marroquí en uno de estos salvavidas, acompañado por un inmigrante de Costa de Marfil y de un hombre y una mujer de Camerún. La intención era navegar unos 200 metros en paralelo a la costa y llegar sanos y salvos a la playa ceutí de Benzú, que se encuentra inmediatamente a continuación. Pero una patrulla de la Guardia Civil les cortó el paso.


Los guardias civiles les hicieron dar la vuelta y, a unos 100 metros de la costa, ya de nuevo en aguas marroquíes, cortaron sus colchonetas con un cuchillo y les obligaron a tirarse al agua.


Todo esto lo cuenta la Comisión de Ayuda al Refugiado (CEAR) en una queja que presentó el año pasado a la Fiscalía General del Estado y al Defensor del Pueblo denunciando estos «gravísimos hechos». Esta última institución se puso hace unos días en contacto con la ONG para comunicarle que el Ministerio Público había decidido investigar el caso.


Según explicó ayer a EL MUNDO el presidente de CEAR Sur, Alberto Revuelta, Laucling Sonko comenzó a pedir ayuda repitiendo que no sabía nadar, pero «los miembros del Instituto Armado se lo tomaron a broma y se rieron de él, creyendo que tenía mucho cuento y que se estaba sirviendo de una treta para que lo recogieran». No fue así.


Laucling Sonko comenzó a hundirse. Entonces uno de los guardias reaccionó y se dio cuenta de lo que estaba pasando. Se tiró al agua y lo rescató. El joven senegalés todavía se encontraba con vida.


Los agentes llamaron a una ambulancia e intentaron llevar al ahogado a la playa. Pidieron ayuda a varios efectivos de la fuerza militar auxiliar de Marruecos (los llamados mehanies), pero éstos se negaron a acoger al inmigrante y dijeron textualmente: «Ya tenemos suficientes muertos. Quedaos vosotros con él». El cuerpo agonizante de Laucling Sonko aguardó a la ambulancia – que tardó una hora en llegar, según ha denunciado CEAR – en suelo español. Allí murió, en su El Dorado ceutí. No pudo conocer nada más allá que la playa. No llegó con vida al hospital.


Según Revuelta, pinchar las colchonetas hinchables a los inmigrantes es «una práctica relativamente habitual» para «devolverlos e impedir que éstos traten de volver dando brazadas con el salvavidas a aguas españolas».


Los efectivos españoles tendrían que haberlo llevado a Marruecos, como dispone un tratado firmado bilateralmente en 1992, por la frontera terrestre de El Tarajal o por el paso fronterizo de Benzú, pero se da la circunstancia de que las autoridades del país vecino se niegan a aceptarlos la mayoría de las veces.


Resulta menos burocrático hacer que los que llegan nadando se den la vuelta por donde han venido, y así suelen proceder los guardias civiles, escoltando a los sin papeles hasta aguas marroquíes y soltándoles a pocos metros de la playa, ya sin sus colchonetas hinchables. Revuelta insiste, sin embargo, en que este procedimiento «es completamente ilegal».


Este periódico trató ayer de ponerse en contacto con representantes del Ministerio del Interior y de la Guardia Civil para conocer su versión de los hechos, pero no obtuvo respuesta.

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