"Hay que destruir estereotipos sobre inmigración para que la sociedad avance; la prensa tiene gran responsabilidad"

Diario de Noticias, maría olazarán, 16-03-2008

pamplona. Licenciada en Comunicación Social por la Universidad de Lima, la peruana Jessica Retis participó recientemente en la UPNA en unas jornadas en las que se abordó la imagen de la inmigración en los medios de comunicación. Un asunto del que Retis sabe mucho.

¿Qué ha querido trasladar a los asistentes de su conferencia?

Una reflexión sobre la presencia mediática de las migraciones en España. Es un tema que vengo trabajando desde el periodo de cambio de siglo, momento en el que surgió el debate del control de la inmigración y ver cómo ha ido evolucionando ese discurso en los medios.

¿Cómo ha sido esa evolución?

Sigue una tendencia muy similar al periodismo contemporáneo, no es exclusivo de la prensa española. Es un mal de muchos y por ello tenemos que trabajarlo de manera crítica. Antes de nada hay que recordar el desconocimiento que existe sobre el contexto socioeconómico de los crecimientos de la población. La presencia de extranjeros en España se debe al reacomodo de las fuerzas de trabajo a nivel internacional. España es un mercado laboral en desarrollo que necesita mano de obra humana para poder corresponder a este crecimiento de la economía. Al no encontrarla a nivel interno la importan de otros mercados. Esta situación coincidió con las décadas perdidas (años 80 y 90) en los países latinoamericanos que provocó una apertura de grupos de trabajadores que no encuentran el desarrollo de su proyecto de vida en sus países de origen. Son migraciones forzadas, ya que nadie le apetece salir de su país, de su barrio, sus amigos… Se tiende a pensar que son los más pobres los que salen pero en el caso de América Latina no es así. Las migraciones limítrofes tienen el desplazamiento más fácil y son más pauperizadas.

¿A dónde quiere llegar?

Quiero exponer que este gran mapa sale poco en la prensa: se presta excesiva atención a lo local y poco al contexto en el que se da. En aquellos años hubo crisis muy fuertes en Ecuador, en Colombia… pero la más mentada fue la de Argentina. La prensa tiene una responsabilidad social muy grande, pero estamos en una sociedad de mercado y la prensa tiene que vender. Y, ¿qué vende? El drama humano, el conflicto social… El asunto es cuando incide en la opinión pública. La inmigración, como uno de los problemas que más preocupa a la sociedad, creció muchísimo en enero de 2001, pero bajó en febrero y marzo. Sin embargo, curiosamente, en aquellos meses llegaron más extranjeros. Entonces, ¿qué explica que la gente piense en la inmigración como un problema? El tratamiento mediático.

¿En qué medida influyen los medios y qué importancia tienen las vivencias con personas extranjeras?

Las personas construimos socialmente nuestra percepción del mundo en base a la experiencia cotidiana y la mediática. La sociedad percibe que está empezando a llegar gente y lo percibe como que está llegando un problema porque así se trata en el debate público. La persona lo asume así, si bien la entrada de trabajadores extranjeros es una demanda del mercado laboral. La inmigración se siente como un problema desde el nacimiento.

¿Observa un trato diferente en la prensa según el país de procedencia de los inmigrantes ?

Sí, existe una definición de agenda. En verano se habla más de pateras y una foto de patera vende mucho. En el caso de los europeos del Este está la preconcepción de que son mafias; por ejemplo, los rumanos la mayoría está trabajando pero la imagen que se presenta está relacionada con los gitanos rumanos y las mafias. Ahora estoy trabajando con el colectivo chino. La mayor parte la inmigración tiene que ver con costumbres de negocio familiar y sin embargo, la imagen que aparece es la de las mafias. En cada colectivo encontramos un elemento de conflicto social que puede ser más o menos explotada por la prensa.

¿Es necesario mejorar el tratamiento informativo de las noticias protagonizadas por extranjeros?

Sí. Antes los medios te decían qué pensar y ahora te van dando los ingredientes sobre qué pensar. Van alimentando la opinión poco a poco. Por eso es tan importante el tratamiento cotidiano. Además, la prensa escrita es fuente de información para las tertulias y yo creo mucho en el poder de la radio. Se ha trabajado mucho, en relación a códigos deontológicos, manuales de buenas prácticas… (los periodistas son muy autocríticos), pero queda mucho por hacer con los líderes de opinión, con los periodistas, con los tertulianos… En el debate Rajoy habló de que España importa delincuentes. Si se plantea eso desde el debate político… Hay que introducir el tema de la responsabilidad social. Todos los que colaboramos en la producción social de la información tenemos una cuota de responsabilidad.

La mayoría de las información que se publican en los medios sobre inmigración son negativas y eso va calando en la sociedad. ¿Por qué no vende una noticia positiva?

Eso es un problema del periodismo contemporáneo. Se ha dejado de lado el tema de la objetividad, del servicio de información…

Y, sin embargo, la prensa cada vez tiene más poder. ¿Hay algún ejemplo en Europa donde se lleva a cabo un tratamiento modelo?

Las tendencias son similares, sobre todo, en prensa privada. Sin embargo, hay una figura en la BBC dentro del propio mecanismo de producción que se encarga de analizar la parte ética del tratamiento de los contenidos. Y no hay que tomarlo como una amenaza a la libertad de expresión.

¿Considera que hay racismo en los medios de comunicación españoles?

Es muy complejo porque el concepto de racismo es complejo. Debido a las circunstancias se tiende a mirar el lado conflictivo y negativo de la presencia de extranjeros en España y, en determinados colectivos, la incidencia en lo conflictivo recala en lo cultural, lo religioso, los valores, las costumbres… La cuestión está en aprender a respetarse. La discusión no está en el tema del racismo sino en el del respeto. Soy capaz de respetar que otro hable un idioma diferente, se ponga un velo… El limite es el respeto a los derechos humanos y ahí todos estamos de acuerdo, pero hay otros matices que tienen que ver con los valores y estos son relativos.

¿Qué le diría a aquellos que afirman que no se puede negar realidades como que casi todos los casos de violencia machista en enero fueron protagonizados por extranjeros?

¿Por qué tiene que darse esa diferenciación de quién comete el crimen? En la sociedad se incorpora gente extranjera que tiene más o menos posibilidades de desarrollarse. Si un porcentaje de esta gente que no puede acceder a la parte regular, administrativamente hablando, del mercado laboral se empuja a estar en la irregularidad. Esto produce marginalidad. Y por otro lado, cuando hablamos de violencia de género hablamos de personas. No creo sea especialmente significativo el origen de la persona sino sus condiciones socioeconómicas. Y esto es un reto para el Estado del Bienestar. No hay que incidir en el origen geográfico de la víctima. Por ejemplo, se afirma lo mucho que ha crecido la delincuencia, pero habría que ver bien estas cifras. Pero la gente sólo lee el titular y eso va calando a cuenta gotas y va reforzando una visión sesgada.

¿Qué términos racistas existen en los medios que habría que erradicar?

A mí me preocupa la connotación peyorativa que está tomando la palabra inmigrante. Cuando pegaron a la chica en el metro de Barcelona se dijo: “y le insultaba llamándole inmigrante”. ¿Por qué no se dice que han llegado 14 personas en una patera?

¿Es posible lanzar un mensaje esperanzador?

Sí. Se está avanzando porque los periodistas saben cuál es el problema. También aquí se trabaja a cuenta gotas. Es muy importante la labor de las universidades. La sociedad está cambiando y todos nos tenemos que acostumbrar. Hay que destruir ciertos estereotipos si queremos que la sociedad avance. La figura del trabajador invitado tiene que pasar de lado, ya estamos ante inmigraciones sedentarias.

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