Los esfuerzos de los inmigrantes por acceder a España de manera ilegal acaban convirtiéndose en una macabra lotería. La asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDH – A), estima que 921 personas fallecieron a lo largo de 2007 cuando buscaban una vida mejor, y advierte que la tendencia a la baja de los últimos años parece invertirse, dado que sólo en los dos primeros meses de este 2008 ya han perdido la vida otras 89. Así, temen que podría “reactivarse” la ruta hacia las costas andaluzas ante la peligrosidad de otros caminos.

En el informe anual sobre inmigración clandestina, la APDH – A calcula que al menos 3.500 inmigrantes se han dejado la vida como resultado de políticas de control de fronteras “cada vez más represivas y crueles”.

Y podrían ser muchos más, ya que, como consta en el informe, es prácticamente imposible contabilizar a las víctimas que cayeron en la ruta que atraviesa el Sahel y se dirige hacia Argelia o Libia. En el caso de España, la trágica cifra asciende a 921, aunque hay que diferenciar las muertes en aguas españolas, un total de 189, y las registradas en las costas del Magreb y África occidental de aquellos que ni siquiera lograron salir del país.