Inclusa, Casa Cuna y hospicio canario (I)

Canarias 7, Carlos Lugo Sosvilla, 12-03-2008

PARECE INCONCEBIBLE que personas cuya personalidad se les presume pierdan la compostura por adhesión inquebrantable, defendiendo causas carentes de sentido, sin reparar en que atentan contra su propia dignidad al acusar su falta al contrariado. Quienes así proceden, pretendiéndose progresistas, no tienen idea de lo que liberalismo significa, y que, falto del mismo, el progresismo es pura mentira. Indalecio Prieto decía que era socialista a fuer de liberal, y Marañón, al contradictor antiliberal, en el prólogo de sus “Ensayos liberales”, que para seguir discutiendo antes le dijera qué entendía por ser liberal. Y pretendidos socialistas a fuer de progresistas, sea catedrático o pocero, debieran explicar qué entienden por progresismo sin liberalismo, dejado de ser una doctrina política para hacerse una cultura.

Me quiero referir a la actitud que repugna en supuestas personalidades socialistas que, para encubrir la inexplicable incuria del Gobierno en darle solución al problema de la “conquista silenciosa por inmigración” que está padeciendo Canarias desde la vecina costa del África negra, denominada subsahariana para dárselas de antirracismo porque dar color lo creen peyorativo, y sólo significa llamarlo por su nombre, como decir que está más claro que el agua, que si lo es acusar de negrero a toda persona tratante de tráfico ilegal de seres humanos, sea cualquiera su color, creando un acuciante problema político, socioeconómico y etnográfico, agreden a los críticos discrepantes, primero, acusándolos de racismo y xenofobia, y ahora de indignos Herodes de los pobres menores que, “entre con y con una lechuga”, alguien los manda a sabiendas de que hacen de vanguardia en la conquista, al hacer del Archipiélago “inclusa y Casa Cuna”, hasta para que señoras en estado de buena esperanza den a luz en los Campos Elíseos. Así, los antes Madre Teresa, de condescendiente total acogida, comprendiendo que con los ilegales mayores llevaban las de perder, y como cómplices y encubridores estaban delinquiendo, trasvestidos de San Juan Bosco, arremeten contra los opinantes de que mayores y menores deben ser repatriados, con supina ignorancia de que calificar de indignidad un acto supone injuriar al sujeto, porque toda acción ejecutada o expresión proferida en merma de la dignidad de una persona constituye delito.

La razón que esgrimen sesudos editorialistas de una revista que se dice de “Historia de Canarias”, de que los canarios deben mostrarse solidarios con la inmigración ilegal, cualquiera sea el color con que la pinten o cantidad, en correspondencia de la legal y pobladora de los canarios a América, ignora que se trata de un Continente con cuarenta y dos millones de kilómetros cuadrados, en el que eran como gotas de agua caídas en el ancho mar, mientras las Islas Canarias sólo tienen una superficie fraccionada y superpoblada de 7.446 kilómetros cuadrados. Cierto que arriesgaron sus vidas en el camino de América, pero no se sabe que ninguno de sus países permita la entrada ilegal de inmigrantes canarios ni subsaharianos. También les debo argüir que si la historia de Canarias es un cúmulo de tragedias, desde los piratas moros, corsarios y armadas extranjeras, epidemias, sequías y limitados o nulos recursos hidráulicos y minerales, hambre, avenidas de barrancos, incendios, con el 78,4% de la superficie quemada de España, plagas, volcanes, diezmos y entredichos, con un censo actual de población de 1.995.533 habitantes, lo que hace que con 201 hab./km2., su densidad doble la de la Península, habiendo tenido en la emigración el primer producto exportable, mal puede hacer de tierra de promisión para dar acogida a inmigrantes de África, con extensión de 30.272.992 km2., población de 910.844.133 hab., en una densidad de 33,62 hab./km2. ¿No debiera ser lo contrario de que la inmigración canaria viaje a sembrar las inmensas tierras africanas? ¿La admitiría alguno de sus 53 países? Por si fuera poco, lo que tanto loquito suelto o tonto de capirote que medra en la autonomía canaria no alcanza entender una de las de España, donde el índice de nacimientos es mayor que el de natalidad es la de Canarias.

Como de inclusa, Casa Cuna y hospicio se denominaban las instalaciones benéficas para la acogida de menores, desde su nacimiento hasta la pubertad, desaparecidas porque para las madres solteras o en pareja de hecho, ya no es afrentoso tener y mantener sus críos, y hasta el delito de infanticidio, que lo tipificaba el dar muerte al recién nacido para ocultar la deshonra, ha desaparecido del Código Penal. Y por demás, concedido el derecho de aborto en sus determinados supuestos, de proseguir la acogida inmigratoria de menores sin riesgo de repatriación, ya no tendrán que colarlos, y el “efecto acogida” empequeñecería al de “llamada de papeles para todos”, viéndoseles llegar en los barquichuelos, pateras o cayucos, como langostas, incluyendo parturientas para que por “ius soli”, sus nacidos obtengan nacionalidad. Si de seguido ejercitan los derechos a la reagrupación familiar, la arribada de tribus con sus gurús y hechiceros, sería una fiesta como la de los Indianos en Santa Cruz de La Palma, que hasta le han dado nombre a su principal avenida. Canarias se haría un aduar, que competiría turísticamente con los complejos que en el Sáhara marroquí, tiene encaminados el Reino, con participación de poderosas empresas de la Madre España.

¿Tiene pensado el PSOE cómo proveer a las necesidades de una población canaria que, “por el efecto acogida”, los menores la multiplicarán, mientras el presidente del Gobierno español hace la vista gorda y la pone en elucubraciones islamitas y/o africanistas? ¿Es que los afiliados y mejor remunerados cargos políticos en el partido del Gobierno piensan contribuir con limosnas, mandas y legados, o con fundaciones y cofradías para la manutención y educación de la “Inclusa, Casa Cuna y Hospicio” de nueva planta en Canarias, y para los gastos matrimoniales de los menores cuando termine la minoridad? Como a los mahometanos les asiste el derecho a la poligamia, cuando menos pretenderán cuatro esposas, y si por demás tienen el poder genético de Mahoma, la identidad canaria desaparecería a la vuelta de la esquina, pasando a ser materia de estudio antropológico como lo es de los auritas y bimbaches prehispánicos de La Palma y El Hierro.

Dejarse los socialistas de hacer demagógico progresismo de cara al exterior que tanto gusta a los señores Rodríguez Zapatero y Moratinos, de la protección de menores africanos, cuando en Canarias se cifran en 4.700 en riesgo de exclusión por desasistidos. Se hace creer en la buena acogida y facilidades para permanencia y trabajo, embarcando los padres a unos hijos en viajes muchas veces sin llegada y de obligado retorno cuando esta “Casa Cuna Canaria”, con siete puertas abiertas de par en par, tenga necesariamente que cerrarse.

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