El Gobierno británico pretende que los escolares juren lealtad a su reina
Deia, 12-03-2008Londres. El Gobierno británico quiere que los adolescentes presten juramento de lealtad a la reina Isabel II antes de abandonar la escuela, según un plan ciudadano elaborado por el ex fiscal general Lord Goldsmith y divulgado ayer, que pretende que los alumnos expresen lealtad a la soberana y al país en unas ceremonias similares a las pruebas que deben pasar los inmigrantes que adquieren la nacionalidad británica.
En unas declaraciones efectuadas a Radio 4 de la cadena BBC, Goldsmith dijo que el objetivo de esta propuesta es hacer frente a una “disminución del orgullo nacional”.
El antiguo fiscal insistió en que la medida es totalmente necesaria porque el Reino Unido se ha vuelto un “país dividido” en años recientes, con menos sentido de “pertenencia” al lugar.
Según él, en lo centros de enseñanza no se hace lo suficiente para animar a los alumnos más jóvenes a asumir una labor constructiva en la sociedad.
“Ciertamente no hay una crisis de identidad nacional. Estoy seguro de que todos lo veríamos si eso pasara”, agregó. “La investigación (que hizo para este plan) tiende a mostrar una disminución del orgullo nacional en cuanto a la pertenencia y es algo particularmente generacional”, subrayó Goldsmith.
Las ceremonias de ciudadanía “son una forma de pasar de ser estudiante de ciudadanía a ciudadano en la práctica”, dijo.
Si bien resaltó que el país se ha beneficiado de la inmigración, Goldsmith señaló que este factor y otros afectan la sociedad.
“Somos una sociedad más individualista. En algunos aspectos, somos un país más dividido”, por “la movilidad dentro del país, así como entre países”, puntualizó.
“Creo que tiene sentido – agregó – mirar formas de incentivar el sentido de una pertenencia compartida, de que uno es parte de una comunidad con un destino común, para integrar mejor a los nuevos miembros de nuestra sociedad”.
Precedentes El tema no es nuevo puesto que el año pasado, el primer ministro británico, Gordon Brown, encargó a Goldsmith la elaboración del plan después de que éste dejase el cargo de fiscal general a raíz de la dimisión – el 27 de junio de 2007 – del ex jefe del Gobierno Tony Blair.
Como ya se ha precitado, el ‘juramento de fidelidad’ es un tema que ya levantó ampollas en la sociedad inglesa cuando el ministro del Interior, David Blunkett propuso en la Cámara de los Comunes que todo inmigrante que desee adoptar la ciudadanía británica debe antes “hablar algo de inglés, jurar fidelidad a la reina y a sus sucesores, así como aprender ciertos conceptos básicos de ciudadanía”.
Ahora, esta nueva intentona gubernamental podría derivar en una nueva batalla política de incierto resultado. >Agencias
Padres y alumnos no comparten la idea
La idea del Gobierno ya ha sido criticada por sindicatos de maestros y por el grupo Republic, que hace campaña a favor de la supresión de la monarquía. Según la Asociación de líderes de Escuelas, la propuesta no contará con el visto bueno de padres y alumnos. El portavoz de Republic, Graham Smith, dijo que la idea “es ofensiva para la gente que valora la democracia y que valora las libertades por las que luchamos durante siglos”. Cabe significar que a menos que vayan a integrar las filas de las fuerzas armadas, del Foreign Office o del Parlamento, ningún británico es obligado a prometer alianza eterna a su soberana ni pasa examen sobre principios democráticos. Es esta diferencia lo que se denuncia como un “acto de discriminación” contra los inmigrantes, más en un país donde no existen las cédulas de identidad. Tras cinco años de residencia en el Reino Unido, quienes aspiren a obtener el pasaporte británico deberán pasar por “un periodo de prueba” de uno a tres años, dependiendo del grado de compromiso social de la persona, en los que tendrán que demostrar su integración en el país más allá de su trabajo o contribución fiscal. >Agencias
Las claves
El Ministerio del Interior quiso aplicar este requisito para conseguir la nacionalidad
El plan ha sido elaborado por el antiguo fiscal general tras la dimisión de Tony Blair
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