CULTURA

El primer filme austriaco con Oscar rescata la memoria del nazismo

El Correo, 12-03-2008

El director Stefan Ruzowitzky no pudo contener la emoción cuando Penélope Cruz le entregó el Oscar a la mejor película de habla no inglesa por ‘Los falsificadores’. Y es que con este drama sobre un judío que aplaza su muerte en un campo de exterminio porque es el mejor estafador del mundo había hecho historia: consiguió el primer Oscar para Austria. También sorprendió a los políticos del país en el que nació hace 46 años. «Austria no es tierra de cineastas, sino de ópera, ballet, música… De repente, todos los políticos se vuelcan con el cine. Espero que cumplan sus promesas, porque nuestro gran problema es que no tenemos tradición cinematográfica: el año pasado, en Austria sólo se produjeron cinco películas».

El director de ‘Los falsificadores’, que se estrena este viernes, reconoce que desconocía las otras cuatro películas que aspiraban al Oscar. Le chocó que no estuviesen ‘Persépolis’ y, sobre todo, la rumana ‘4 meses, 3 semanas y 2 días’. «Ganar el Oscar no significa que tu película sea la mejor». Basada en hechos reales, ‘Los falsificadores’ aborda los crímenes nazis en Austria y muestra a un grupo de presos judíos – pintores, banqueros, impresoresy delincuentes – que se vieron obligados a falsificar documentos y dinero para los nazis. Esta historia sobre hombres que tienen que optar por morir o colaborar con el enemigo para así conservar sus privilegios ha sido «ignorada» por los partidos ultraderechistas austriacos. No así por los espectadores del país, que después del Oscar «han acudido en masa a los cines».

Una nación racista

Según Ruzowitzky, «en estos momentos es mucho más fácil afrontar la culpabilidad de nuestros abuelos». «La gente agradece que revisemos el Holocausto. A otros les puede hartar otro filme sobre el nazismo, pero cuando preguntas cuál es la última película que han visto sobre el tema no saben qué contestar. Me interesó investigar el paso que da Alemania, que en los años 30 tenía una democracia culta e intelectual y, de pronto, se convirtió en una nación racista e inhumana».

El director conoció a dos de los falsificadores supervivientes, hoy nonagenarios. «Ellos sabían que al otro lado de la valla estaban matando a sus familiares, pero no sabían cómo actuar éticamente. Nosotros también vivimos en países ricos y en paz, y somos conscientes de que muy cerca hay pobreza, hambre y violencia, pero no sabemos qué hacer».

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