Desde la publicación de un manifiesto vecinal en el que se pedía control policial en los barrios con altos índices de población inmigrante, el Ayuntamiento de Salt (Gironès) ha endurecido sus actuaciones hacia este colectivo. La última operación se llevó a cabo ayer con el precinto de un local utilizado por la asociación de ciudadanos gambianos como mezquita y centro cultural. El cierre, llevado a cabo por la policía municipal, se produce pocos días después de las denuncias y quejas de vecinos de la zona.

Según la alcaldesa, Iolanda Pineda (PSC), el local, situado en unos bajos, tenía licencia como oficina de atención al colectivo gambiano, pero no para actividades religiosas. Pineda justifica el cierre tras comprobar que las quejas de los vecinos eran “fundadas” y después de que la policía encontrase en el local unas 50 personas rezando. Miembros de la asociación Desarrollo para Gambia se mostraron ayer “desorientados y atemorizados” por la actuación policial y se quejaron por la clausura.

En Salt funcionan dos oratorios musulmanes con todos los permisos en regla.