A FONDO / EL RETO DE LA INTEGRACION
Cuando la inmigración no es un problema
El Mundo, , 09-03-2008El caso de Guissona es tan curioso como alentador. Sólo el 56% de su población es de nacionalidad española; el resto, unas 2.500 personas, procede de 41 países, aunque en su mayoría hayan venido de la Europa del Este. Pero, pese a la llegada masiva de inmigrantes, aparentemente, no hay problemas de convivencia. La razón parece clara: llegan con trabajo, con un contrato en origen con la Cooperativa Agraria de Guissona que, además, suele proporcionarles el acceso a la vivienda. Sí que ha sido necesario un trabajo conjunto para la integración: por ejemplo, han tenido que redimensionar algunos servicios básicos, como la educación y la sanidad. Ante esta situación son los propios inmigrantes quienes cuestionan a los ‘sin papeles’.
LLEIDA. – Casi la mitad de la población de Guissona, en la provincia de Lleida, es inmigrante. Sin embargo, paseando por sus calles no se percibe ni más tensión, ni más inseguridad que en cualquier otra localidad. La explicación es fácil.
A pesar de que el porcentaje de inmigrantes es alto, quienes no tienen trabajo, papeles o sufren problemas para encontrar vivienda son una rara excepción. El motivo es que la gran mayoría llegan con trabajo, contratados en origen por la Cooperativa Agraria de Guissona, empresa que, además, suele facilitarles el acceso a la vivienda. En cuanto a sus familiares, llegan unos meses después a través de la reagrupación familiar.
Pero, pese a que no hay problemas, la localidad tiene que adaptarse y transformarse profundamente ante esta revolución.
En este sentido, el cambio es de doble filo, tanto cualitativo como cuantitativo. Se ha tenido que considerar tanto el incremento de población, que obliga a redimensionar y reorganizar la prestación de servicios públicos; como la diversificación de los habitantes, con personas que hablan lenguas distintas, proceden de culturas diversas y tienen arraigadas sus propias religiones y tradiciones.
Aparte de las contratación en origen, otro factor que ha contribuido a facilitar la integración de los nuevos vecinos es que la mayoría procede de Europa del Este, con lo que su cultura es más similar a la española que si se tratara de ciudadanos de países asiáticos o africanos. Así lo explica Claustre Oliveras, una de las responsables de cuestiones de inmigración en el consistorio de Guissona.
«Los planes locales de entorno y de inmigración son nuestras herramientas básicas», señala. Para ello, en cuanto llegan, los inmigrantes reciben la indicación de su empresa de ponerse en contacto con el Ayuntamiento, que a su vez ya tiene preparado un programa de información acerca de aspectos básicos como la educación, la sanidad, el funcionamiento de la policía o los servicios básicos. Preguntada por la efectividad de esta propuesta, la responsable municipal asegura que «funciona, porque es la propia empresa quien los remite».
Aparte de proporcionar esta información «práctica», el objetivo de los planes de integración es que todos los vecinos participen en las actividades del pueblo. Para ello se divulgan las que el consistorio organiza, tanto culturales y deportivas como de ocio; también se imparten cursos de castellano y catalán y se busca la participación de los más pequeños en actividades extraescolares.Además, el papel de las asociaciones de inmigrantes también es muy importante para dinamizar la comunidad y mediar entre los autóctonos y los recién llegados.
Sin embargo, la integración es algo mucho más complejo y la responsable del consistorio lo tiene muy asumido. «¿Qué es integración?», pregunta. «¿Hablar catalán, participar en las actividades del pueblo, conocer su historia?». Ante esta situación su objetivo es claro. «La tarea está con los hijos de los que llegan ahora, para lograr una convivencia cívica, estar juntos y sin problemas».
En este sentido, los resultados de los planes de integración de los inmigrantes son alentadores. Como anécdota cabe destacar la participación, por primera vez, de una musulmana en la cena popular de Santa Agueda, patrona de las mujeres, el pasado mes de febrero. «El día que se inscribió vino con su marido», explica, «pero cuando vio de qué se trataba accedió enseguida y se apuntó», añade satisfecha.
Precisamente la procedencia de los inmigrantes es otra baza que juega a favor de la integración. Gran parte de ellos son de Rumanía y Ucrania, es decir, de países con una tradición cultural similar a la de aquí. Así, a pesar de tener sus matices y diferencias, a nivel básico comparten nuestros hábitos.
«Llegan con conceptos básicos asumidos, como la alimentación o la higiene, así como la disciplina y el orden», asegura. En este sentido, destaca que «algo que les sorprende mucho es la actitud de los Mossos d’Esquadra y de la Guardia Urbana, ya que están acostumbrados a comportamientos mucho más distantes y estrictos».
Partiendo de esta base, resulta más fácil inculcar a estas personas interés por las actividades comunitarias que se organizan en el pueblo. En este sentido, las responsables del consistorio son realistas y aseguran que la participación de adultos en actividades lúdicas y culturales de Guissona es todavía anecdótica, aunque se muestran muy optimistas porque la tendencia es totalmente distinta entre los más pequeños.
«Las actividades tradicionales con participación de niños sí reflejan la diversidad de la población, de hecho hay tanta presencia de hijos de vecinos de toda la vida como de nuevos», asegura Claustre Oliveras. Además, el hecho de que los hijos de los inmigrantes participen en ellas provoca que sus padres asistan también, aunque sea sólo como público. Un ejemplo es la Enramada, el día de Corpus, cuando se elaboran cestas y se echan flores a la Virgen. También resulta curioso el hecho de que una de las fiestas con más participación tenga un origen religioso, aunque se esté perdiendo y sólo se conserve su vertiente tradicional.
Otra fiesta que incrementa año tras año la participación de inmigrantes, tanto adultos como niños, es el Carnaval; mientras que otras le siguen más de lejos, como los castells o las caramelles. «Asisten como público, se interesan, pero no dan el paso definitivo», afirman desde el Ayuntamiento. Para romper esta barrera el área de inmigración tiene previsto organizar nuevos cursos y talleres, como los de sardanas, que se sumarían a los que ya se ofrecen ahora de cocina o idiomas.
Otro foco de intervención de los planes de entorno es la educación.Se trata de ayudar al máximo a las familias recién llegadas, «aunque no con ayudas directas, sino dándoles herramientas» para que aprendan a gestionar y organizar la educación de sus hijos.Así, algunas de las facilidades son asistencia al salir de la escuela para que hagan los deberes o actuaciones puntuales en familias con riesgo de exclusión, en este caso tanto si se trata de inmigrantes como de autóctonos.
Y finalmente, otro de los caballos de batalla de toda labor de integración es la religión. En Guissona no supone un problema.Por un lado están los musulmanes, pero también conviven los cristianos ortodoxos y los autóctonos, católicos. Ambos grupos cristianos comparten templo, ya que para las celebraciones ortodoxas viene un sacerdote que los mismos inmigrantes han buscado y que da el servicio a toda la zona, no sólo a Guissona.
En cuanto a los musulmanes, realizan sus ritos de culto en edificios propios, como los de las asociaciones, y sólo en casos puntuales, para celebraciones que exigen más espacio, solicitan locales al Ayuntamiento o la parroquia.
En este sentido, aseguran que el entendimiento es bueno y que si la religión aún no ha marcado la integración, no lo hará a partir de ahora. «Hay una gran diferencia entre padres e hijos, no se conserva o al menos los hijos no exteriorizan sus creencias», concluye.
Sólo el 56% del censo es de nacionalidad española
El padrón de Guissona del 14 de enero de 2008 es, cuanto menos, sorprendente, tanto por el número de inmigrantes como por la variedad de su procedencia. Hay un predominio claro de dos nacionalidades: rumanos y ucranianos, aunque la diversidad de países que les siguen es infinita.
Así, de los 5.731 vecinos, 894 son de Ucrania y 839, de Rumanía.La lista llega hasta 41 nacionalidades: por ejemplo, 211 senegaleses, 174 marroquíes o 135 búlgaros. El resto de procedencias tiene menor representación, como los 30 egipcios, los 20 ecuatorianos, los 16 dominicanos, los 15 de Italia o los 13 de Colombia, la misma cifra que de Argentina. Destaca también una docena de guineanos y el mismo número de gambianos. Datos que evidencian el dominio de inmigrantes de Europa del Este.
Pese a la amalgama de procedencias sigue siendo mayoritaria la nacionalidad española, aunque representa sólo el 56% de la población.Pero, de hecho, esta cifra puede resultar engañosa, ya que no todos ellos son autóctonos de esta población. El motivo es que muchos de ellos son también personas procedentes de otros puntos de Cataluña y España, por ejemplo de las áreas metropolitanas de las grandes ciudades, atraídos por la oferta de trabajo de la Cooperativa.
En cuanto a la pirámide de edades, el consistorio señala que la población, sobre todo la inmigrante pero también la autóctona, destaca por su juventud. Así, hay una gran proporción de vecinos de entre 25 y 35 años, lo que contribuye a incrementar la tasa de natalidad de Guissona.
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