A FONDO / EL RETO DE LA INTEGRACION

¿Por qué no puedo elegir a mi alcalde?

El Mundo, MARTA SERRET, 09-03-2008

«Si alguien no tiene trabajo, no tiene papeles, no tiene porque seguir aquí», reflexiona un grupo de inmigrantes llegados hace años de Bulgaria La visión de los inmigrantes que llevan tiempo viviendo en Guissona es algo distinta a la del consistorio, aunque coinciden en destacar la calidad de vida que ofrece el municipio. Anton llego a Guissona hace seis años procedente de Bulgaria, con un visado de trabajo. Más de media década de vida en Guissona le ha permitido formarse una visión clara no sólo de sus preferencias, sino también de la opinión que le merece la gestión de la inmigración en la localidad y, a nivel general, en España.


«La vida es mejor, aquí hay trabajo, tranquilidad… Si tienes salud y dinero todo es mejor», bromea. Sin embargo, puntualiza: «Vine con un visado, pero me costó. Para los búlgaros no es tan fácil conseguir papeles». En cuanto a su familia, explica que sus dos hijas, de 20 y 18 años, trabajan y estudian y no tienen ninguna intención de regresar a Bulgaria. «Tienen su vida aquí, una estudia y la otra estudia y trabaja. Recuerdo que hicimos la primera visita a Bulgaria cuando llevábamos dos años en España y a los tres días de estar allí ya querían regresar. Su tierra es ésta», asegura.


«Quiero seguir estudiando el ciclo de formación profesional de administrativo», asegura con timidez y en un catalán perfecto la hija de Anton corroborando las palabras de su padre. Y es que esta joven, de 18 años, tiene su vida en Guissona; incluso está saliendo con un chico vecino de toda la vida de la localidad.


Uno de los motivos por los quelos jóvenes lo han tenido relativamente más fácil que sus padres para integrarse en esta localidad leridana es el trabajo realizado por las asociaciones de inmigrantes.La de los búlgaros, a la que pertenece Anton y sus demás familiares, también muchos de sus amigos, es una de las más activas.


«Organizamos fiestas, cumpleaños, talleres, conmemoramos las fiestas de Bulgaria…» explica Teodora, que tiene 22 años y lleva dos de residencia en Guissona. «Durante nuestro tiempo libre quedamos en la asociación o en un bar, charlamos… Hacemos lo mismo que todo el mundo», explica. En el mismo sentido, Anton añade que «quienes llegan ahora lo tienen más fácil, o vienen de otras provincias o lo hacen con papeles, además aquí se encuentran con muchos otros paisanos».


No le preocupa a Anton cuáles serán las nuevas raíces culturales de sus hijas, ya que considera que ellas son del país que las ha acogido. «Les dejo hacer según las costumbres de aquí, sería absurdo ir a contracorriente». En cuanto a su futuro, también lo tiene claro: «Quiero que estudien, es lo mejor para ellas».El primo de Anton llegó a Guissona dos años antes que él y también ha vivido una experiencia similar con la integración de la familia.«Mis hijos son de aquí, hasta el punto de que incluso celebran la Diada del 11 de septiembre y cuelgan la senyera en el balcón», bromea. De todos modos, mantienen la tradición de celebrar el día nacional de Bulgaria.


El caso de este hombre es distinto al de su primo, porque no ha vivido siempre en Guissona sino que también ha estado en otros puntos de España; esto le permite comparar. «No cambio esto por nada, aquí el pueblo es pequeño, nos conocemos y nos ayudamos todos. No tiene nada que ver con las grandes ciudades. Se vive mejor».


A pesar de estar satisfechos con la calidad de vida, no aparcan sus reivindicaciones. Por un lado está el derecho a votar. «Vivo aquí, trabajo aquí, pago impuestos aquí. ¿Por qué no puedo elegir a mi alcalde?», pregunta uno de ellos. Todos están de acuerdo.En cuanto a las elecciones generales, la opinión varía. Algunos dudan y no renuncian a decidir sobre la política de su país de origen, con lo que prefieren seguir votando al presidente de Bulgaria antes de hacerlo en España. Sin embargo, otros renunciarían a su voto en el país de origen por el de acogida.


Hay otro aspecto, sin embargo, en el que no hay discusión. «No puede ser que alguien lleve cinco o seis años aquí sin papeles, sin trabajo y que no pase nada», critican. «Hay demasiadas ayudas, esto no es normal». El motivo de su descontento es que ellos han tenido que luchar muy duro por conseguir lo que tienen, y no ven bien que otros lo hagan sin pasar por sus mismos esfuerzos.«Si alguien no tiene trabajo, no tiene papeles, no tiene porque seguir aquí, no lo veo normal», aseguran. Se le tendría que decir «venga, de dónde has venido», añade.

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