Éxodo latino del condado del diablo
La Prensa Gráfica, , 05-03-2008Muchos hispanos se han ido de Prince William, Virginia, huyendo no solo de una posible deportación, sino de un ambiente hostil.
William pagó los $4.50 del par de bebidas y el pan dulce que compró en la tienda Mi Familia, en donde acostumbra parar después de terminar su trabajo como albañil. Pero esta vez con el vuelto del billete de $5, las gracias iban acompañadas de una despedida. Bueno pues, se cuida, primero Dios nos volvemos a ver, le dijo a la dependienta. Cuídese y buena suerte, primero Dios le va a ir bien, tenga confianza en Él, le respondió la mujer.
El hondureño de 25 años estaba siguiendo el paso que ya anduvieron cientos, quizá miles de centroamericanos nadie tiene una cifra exacta, salvadoreños la mayoría de ellos: huir. Era lunes 3 de marzo, la fecha fijada para la entrada en vigor de una regulación especial en el condado de Prince William, Virginia, el cual permite a la Policía remitir a un detenido a las autoridades de migración si sospechan que es indocumentado.
William se fue, como muchos, al vecino estado de Maryland, huyendo no solo de una posible deportación, sino de lo que considera un ambiente hostil contra cualquiera que no hable inglés y tenga aspecto latino. Aquí ya no se puede vivir, antes de que me agarren me voy, mire que ahora por cualquier cosa lo paran a uno, dijo. Pero su huida hacia Maryland es, según él, solo temporal. Todavía no he hecho lo suficiente como para volverme a mi país. Todavía, primero Dios, en este verano va a estar bueno de trabajo y cuando comience el frío otra vez este año nos vamos para Honduras. William quiere irse, no que lo saquen. Quiero llegar con mis maletitas en avioncito, no con un uniforme de preso y esposado, dijo.
A dos locales de distancia, en el mismo centro comercial, el abogado salvadoreño Oswaldo Mercado atendía a una nutrida clientela. Mercado es propietario de un bufete de servicios legales y contables, así que en plena temporada de declaración de impuestos su tiempo es escaso. Mi clientela es más que todo de gente trabajadora, todos legales que les descuentan mucho en sus trabajos y por eso vienen conmigo para que les devuelvan lo más posible de su declaración, contó. Pero en los últimos ocho meses el abogado también vio un aumento inusual de solicitudes de elaboración de poderes legales.
Mucha gente se fue y dejó tiradas sus casas, vino gente a firmar poderes para darle a amigos o familiares la potestad de quedarse con sus hijos por si los agarra migración, de poderes de carros y hasta de muebles, contó el abogado.
Es que entre la mala situación económica y el ambiente hostil, Manassas que otrora era el centro de la bonanza de la construcción en Virginia está experimentando un declive poblacional y económico. El centro comercial mismo donde Mercado tiene arrendados dos locales es una muestra: Dos tiendas de productos latinos han cerrado en los últimos seis meses. La gente está vendiendo sus tiendas por una nada, tengo clientes que vienen a que les haga sus taxes (impuestos) y que me muestran libros (contables) en que hay días que venden $30, $50, comentó.
El día cero pasó con calma
Pero el día que los periódicos en español anunciaban como el día cero no era en nada diferente a un lunes como cualquier otro en la tranquila ciudad sureña. Tal como la Policía del condado lo había anunciado hasta el cansancio en las semanas anteriores, no hubo redadas ni recorridos especiales de sus patrullas. Tampoco las habrá, repetía el jefe de la Policía. Lo único que cambiará es que cuando detengamos a alguien por cualquier delito y tengamos causa probable de que es indocumentado lo reportaremos al ICE (Servicio de Control de Inmigración y Aduanas), señaló el sargento Berry Barnard, de la Policía del condado.
La ley, aprobada en julio del año pasado, cita como causa probable el hecho de que un detenido no porte documentos de ningún tipo, no hable inglés o lo hable con dificultad o muestre nerviosismo excesivo a la hora de ser detenido. Lo hemos repetido muchas veces, no vamos a detener gente en la calle y pedirle documentos solo porque sí, tiene que haber una denuncia de delito, violencia doméstica o una violación de tránsito, señaló el oficial.
El empresario Freddy Ventura, propietario de tiendas de abarrotes y presidente de una compañía de servicios de aire acondicionado, señaló que el éxodo de salvadoreños, si bien justificado, fue una reacción exagerada y demasiado anticipada.
Esto no va a generar tanto impacto, para comenzar porque las cárceles no tienen espacio para albergar a tanta gente, además, tienen solo seis agentes de 45 capacitados en este programa, dijo.
Ventura, quien además dirige la liga de fútbol de Manassas, también consideró que la iniciativa, que cree tiene tintes racistas, fue producto igualmente de la crisis económica que vive el país.
Mientras Manassas fue el centro del boom de la construcción no decían nada, pero cuando vieron que había tanta cantidad de gente sin hacer nada fue que se preocuparon, dijo.
De hecho, las organizaciones como Help Save Manassas, que patrocinaron la medida adoptada por la junta de directores de Prince William, surgieron justo durante el boom de la construcción, que atrajo miles de latinos al condado, y comenzó a decrecer el ramo y a dejar a los trabajadores cada vez con menos qué hacer.
Yo me he reunido con ellos, los de Save Manassas, y me dicen, nosotros salimos a hacer campañas de limpieza, a trabajar por la comunidad, y tu gente ¿qué hace?, admitió Ventura. El empresario también comentó que con la desocupación, la comunidad latina también se volvió más visible.
Se comenzaron a dar incidentes, por ejemplo uno de estos muchachos, uno de los más racistas de aquí me decía, mi mujer no puede ir a un seven eleven (tienda de conveniencia) porque la acosan, le dicen cosas feas, no veo porqué tenemos que estar soportando eso, contó Ventura. Fue así como comenzó a gestarse el ambiente para llegar al punto que todos los latinos temían.
Incluso las ligas locales de fútbol comenzaron a ver disminuida la afluencia, tanto de público como de jugadores. Antes venían jugadores de todo Virginia, de Washington, de Maryland, ahora muchos jugadores no quieren venir, le dicen a este el condado del diablo, cuenta Ventura.
Ese temor al diablo, hizo que la semana pasada Ventura convocara a los dos jefes de la Policía de Manassas a una reunión para tranquilizar a los jugadores y al público que asiste a los encuentros, que se realizan sobre todo en los meses del verano. No vamos a poner a los jugadores en línea para revisar sus papeles, eso no va a suceder, dijo entonces el sargento Barnard. Pero el oficial aclaró: Lo que sí va a ocurrir es que si hay pelea en una cancha de fútbol, nos llaman y arrestamos a uno, entonces hay una detención legal, el oficial encuentra una causa probable de que la persona está indocumentada, y lo informan a las autoridades federales de inmigración.
Así, Manassas presentaba el lunes un ambiente adormitado, más de lo habitual.
Esta semana va a ser dura, todo el mundo tiene miedo, pero cuando vean que la cosa no va a cambiar mucho van a comenzar a salir otra vez, manifestó Ventura.
De hecho, la junta de directores de Prince William acordó hace dos semanas comenzar una campaña educativa sobre los alcances de la nueva legislación y de cómo se va a aplicar.
Pero el miedo ya surtió su efecto. Acá ya indocumentados prácticamente no quedan, casi todos se fueron, dijo Mercado.
Y con ellos se fue mucho de la prosperidad de las otrora florecientes tiendas latinas. Juan Arellano, gerente de La Villa Food Distribuitors, una compañía de distribución de productos mexicanos y centroamericanos, aseguró que en los últimos ocho años las ventas en Prince William han disminuido en un 50%.
Yo antes visitaba 30 tiendas en el condado, de esas, 10 ya cerraron y no le mentiría al decir que otras ocho o 10 están en venta, ya no hay a quien venderle, aseguró Arellano.
El empresario, quien también distribuye sus productos en todo el estado de Virginia y el vecino Maryland, se resiste a creer que la recesión a la que parece encaminarse la economía estadounidense sea la única responsables de ese desplome en sus ventas.
Yo distribuyo en otros nueve condados en dos estados, en todos ha bajado, pero no más de un 15%, solo acá en Prince William es que se ha dado esta crisis tan tremenda, eso es por esas leyes, la gente tiene miedo hasta de salir a comprar, sentenció.
Uno de los empleados de Arellano, el salvadoreño Francisco Aquino también tiene miedo. Yo no viviría aquí en este condado, uno tiene licencia pero cualquier rato se la quitan, razonó. Virginia es uno de los pocos estados que hasta el momento emite licencias sin verificar el estado migratorio del solicitante, pero todo eso cambiará a partir de octubre de este año, cuando las licencias por vencer no serán renovadas automáticamente si el ciudadano no tiene infracciones pendientes.
Ese miedo hizo que William, el hondureño, comenzara a preparar su exilio al comienzo del año. Ya mandé a mi hijo de regreso para Honduras, contó. El niño, de 18 meses, nació en Estados Unidos, después de que la compañera de vida de William llegó a Virginia, también indocumentada. Me lo está cuidando mi mamá en lo que llegamos, explicó William. El hombre decidió enviar a su hijo a Honduras cuando vio los dramas que produce la migración indocumentada.
La muchacha que trabaja ahí, en la tienda que cerraron a la par, la agarraron, no tenía papeles y la pobre ha estado sufriendo porque no puede ver a su niño, la van a deportar y su niño va a quedar aquí, contó William.
Yo no entiendo por qué hacen eso con uno, si uno solo viene a trabajar. Está bueno que lo hagan con criminales, pero a uno que solo a trabajar viene no le pueden hacer eso, los que le desean eso a uno, separar de sus criaturas pequeñas, son unos diablos, se lamentó el hondureño, quien pagada la cuenta de sus bebidas y su pan dulce, se subió a su vehículo y se marchó. Al día siguiente, a William le esperaba otra vida en otro estado.
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