De Nador al Liceu
El Periodico, , 05-03-2008Las fuentes de L’últim patriarca, el libro con el que Najat el Hachmi ha ganado el Premi Ramon Llull, están en la Nador (Marruecos) donde nació y en el Vic donde creció. De su experiencia personal, de la de su entorno, de historias truculentas que pasan de boca en boca en las aldeas del Rif y de la imaginación literaria surge la historia de un padre tiránico inmigrado a una capital de comarca catalana, de su encaje en una nueva realidad y de la rebelión de su hija. Un proceso que la autora repasó ayer a través de un paseo por un Raval por cuyos escenarios podrían circular los protagonistas del libro, que ayer llegó a las librerías y la editorial Planeta presentará hoy, con un aparato protocolario inhabitual, en el Saló dels Miralls del Gran Teatre del Liceu.
EL INSTITUTO
La ruta con Najat el Hachmi empieza junto al IES Miquel Tarradell, uno de los centros de secundaria con más alumnos inmigrantes de Barcelona. El instituto es, para la protagonista de la novela, “un espacio de libertad”. Por la puerta entran niñas con pañuelo. “Lo que es un drama es que una niña no vaya al instituto, que se le prive de acceder a lo que le permitirá ser crítica con el mundo y que pueda decidir. Que vaya con pañuelo es secundario”. El Hachmi trabajó en el programa de reparto de escolares inmigrantes en Vic. Lo dejó. “Me hartaba de acompañar a niños a escuelas donde sabía que no los recibirían con los brazos abiertos”. ¿Serán los padres de estos escolares los últimos patriarcas? ¿Adoptarán ellos otros modelos familiares? “El patriarca quizá exista, pero será cuestionado. Bueno, quizá sea un deseo”.
INSTITUT D’ESTUDIS CATALANS
A pocos metros está la Casa de Convalescència, sede del Institut d’Estudis Catalans. La capilla del siglo XVII, con rejas para que hombres y mujeres siguieran la misa desde salas separadas. Su comentario, evidente: “Mira, como funcionan las mezquitas”. La protagonista del libro se agarra al Diccionari y lo lee por orden alfabético. Descubre un mundo y una literatura. Con Rodoreda al frente. De hecho, el padre de su novela cría palomas, igual que el Quimet de La plaça del Diamant. Por cierto, quizá la palabra más repetida en la novela sea puta. “Para el protagonista, eso es lo que son las mujeres que no son rectas”, dice.
LA BOQUERIA
Próxima parada, la Boqueria. La novela no se recrea en el exotismo gastronómico. “He intentado huir tanto como he podido de esas novelas que describen una realidad cultural a quien la desconoce: para eso están los libros de antropología o gastronomía”. A sus personajes les repele el cerdo (¡caen en Osona!) y creen que el consumo de esta carne explica la fealdad de muchos locales. “Tienen prejuicios. Es que la ignorancia está en todas partes”.
LA RAMBLA
Delante del Liceu, donde se presentará hoy su libro, los escoceses del Celtic se dan a la cerveza. Como el patriarca del libro, que bebe alcohol y se pasa tardes viendo películas de Bud Spencer y Terence Hill. “¿Qué hay en esas películas? Violencia banalizada. A un personaje como el mío claro que le han de gustar. Y en situaciones de cambio hay muchas incoherencias. La referencia a la cultura de origen solo es una excusa, se decide qué interesa de ella y qué no. Beber no tiene tanta importancia, después puedes arrepentirte y convertirte en un asiduo de la mezquita. Jugar con el honor de la familia es otra cosa…”.
Delante del Liceu, propaganda electoral de CiU, que junto con el PP ha utilizado la inmigración en campaña. “Necesitan un chivo expiatorio a quien dar todas las culpas. Esta gente habla de los inmigrantes y no han visto un inmigrante en su vida. Si esto fuese un país democrático de verdad, hay cosas que dicen que serían perseguidas porque son de un racismo impresionante”. En Vic vio nacer el fenómeno de Plataforma per Catalunya. “Hay opciones políticas que no se diferencian mucho de Anglada. Y ahora ya ni intentan disimularlo. Como hablan de personas sin peso electoral, pueden decir lo que quieran. Si de todo tiene la culpa el inmigrante, el político no necesita asumir su responsabilidad. Están jugando con fuego”.
CALLE DEL HOSPITAL
Pasamos por la calle del Hospital. La mezquita dedicada a Tarik bin Ziyad, pionero bereber de la conquista islámica de España y el restaurante Mediterráneo, regido por rifeños. Al entrar, es la única clienta. Entre los personajes de la novela, las mujeres marroquís no tienen nombre. Y la madre vive encerrada en su piso, aislada por la lengua. “En el Rif, cuando un hombre habla de su mujer nunca la cita por su nombre. Pero esto está cambiando, tiene fecha de caducidad también allí”.
Las mujeres de su novela sí hablan entre ellas de sexo en su pueblo del Rif – – “cuando iba allí yo me escandalizaba, hablan muchísimo de ello” – – , muy presente en la novela. Y con episodios “un poco perversos”.
De regreso, advierte: “No quiero que se diga que mi novela es feminista. No quiero que sea bandera de nada”.
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