«La gente está muy preocupada»

Los vecinos de Igeldo, reacios a la llegada de los menores, habían creado una comisión para abordar la cuestión

Diario Vasco, DV, 04-03-2008

Como los protagonistas de CSI, «pero sucios, no como los que salen en la tele», tres agentes del acreditado grupo de expertos en incendios de la Guardia Municipal de San Sebastián se afanan en buscar indicios en el escenario del suceso. Sacan fotografías, repasan con un pincel marcos de las puertas y guardan evidencias en unos maletines. Quizás no tan sofisticados como los de Grissom y compañía, pero igual de efectivos. Han acabado su trabajo y ya se puede caminar por la casa. El interior de la vivienda está destrozado, huele a quemado y es imposible esquivar los restos de hollín. Por fuera, una densa niebla rodea esta vivienda situada cerca del Centro Meteorológico y cuyo acceso no resulta nada sencillo a menos que se conozca el camino. Está rodeada por otras villas, con sus sendos jardines y perros guardianes.
En Igeldo, hace tiempo que esta casa del paseo del Padre Orkolaga comenzó a ser noticia. Justo cuando se enteraron de que la había comprado la Diputación. «La noticia no sentó bien. Primero, por las formas. Nos enteramos por la prensa. Ha habido ocultismo, mucha falta de información», se quejan los miembros de Igeldoko Herri Kontseilua, que vista la «inquietud y preocupación» generada entre los vecinos «tras oír las cosas que han pasado en Tolosa, en Segura o en los trenes de cercanías» optaron por crear una comisión. Este grupo ha mantenido varias reuniones con la Diputación, «con el fin de encauzar la situación. A pesar de un rechazo mayoritario, ha habido conversaciones, se estaba estudiando el tema y todo esto en referencia al incendio nos ha cogido en medio». Otro vecino apostillaba que «no son maneras de solucionar las cosas».
Los vecinos se muestran inquietos por el comportamiento de los futuros inquilinos, «cuando estén solos en la calle». A su juicio, una casa aislada en una zona tan poco poblada no es el lugar más idóneo, «porque no hay un control social como en el casco urbano».

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