CARRERA HACIA LA CASA BLANCA

Indiferencia y hostilidad hacia la minoría latina

El Mundo, PABLO PARDO. Especial para EL MUNDO, 04-03-2008

Para muchos demócratas que conocen el partido por dentro, la campaña de Barack Obama tiene un cierto toque de Karl Rove, el ex jefe de gabinete de George W. Bush, quien logró las victorias electorales del actual presidente en 2000 y 2004 mediante una combinación de control total del mensaje que se transmite a la opinión pública y de malas artes entre bambalinas.


Entre las críticas a Obama está, por ejemplo, el intento de hacer que el Partido Demócrata paralizase todos sus planes para movilizar el voto de los latinoamericanos en las primarias de Nevada, el 19 de enero. En general, el equipo de Obama ha sido tremendamente lento a la hora de recurrir al voto latino y a veces ha jugado de forma indirecta la carta del racismo de los negros contra los inmigrantes de Hispanoamérica, sobre todo al inicio de la campaña. Esos errores han sido reconocidos incluso por los partidarios del senador de Illinois. «Merecemos que los latinos nos pateen en el culo» ha declarado el miembro de la Cámara de Representantes Luis Gutierrez.


Pero otras veces el equipo de Obama ha mostrado claramente indiferencia o incluso hostilidad hacia la minoría latina. «No sé si es por falta de organización o por qué otra causa, pero la campaña de Hillary me llama todas las semanas para pedirme el voto, mientras que la de Obama nunca me ha contactado», ha explicado a este periódico un superdelegado demócrata. Otros miembros del aparato del partido también lamentan que el equipo de Obama trata de ejercer un control absoluto sobre todo el proceso electoral. Y eso se traduce en una considerable desconfianza – cuando no abierta hostilidad – hacia los movimientos de las bases latinas del partido.


Esa actitud también refleja el estilo de campaña del senador, que ha convertido su nombre en poco menos que una marca comercial a la que hay que cuidar y controlar. Eso ha dado pie a abusos espectaculares, como cuando los asesores de Obama exigieron el control de la página web de MySpace bautizada como Barack Obama, o como cuando obligaron a un seguidor a que retirara de YouTube un mariachi mexicano cantando una canción que, paradójicamente, era favorable al senador de Illinois.

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