"Creía que estaba separándonos y, en realidad, me estaba 'pinchando"

Diario de noticias de Gipuzkoa, ana úrsula soto, 03-03-2008

Reconoce que no se dio cuenta de lo ocurrido hasta que vio huir a su agresor y que “pensé que me había hecho algo”

Donostia. “Yo creía que estaba intentando separarnos y, en realidad, me estaba pinchando , pero no lo notaba. Sólo cuando vi la sangre y al chico correr por la calle fue cuando pensé que me había hecho algo”. Nada menos que cinco puñaladas recibió el joven hernaniarra de 27 años que responde a las iniciales O.S. la madrugada del jueves al viernes.

Mientras se recupera en el Hospital Donostia tras ser intervenido de urgencia en el brazo, porque una de los navajazos le seccionó una arteria, piensa en lo ocurrido como “si fuera una película”. “Todavía no me lo creo”, repite una y otra vez. “Nos íbamos a ir a casa. Me puse a buscar el forro (en un bar donde había estado con los amigos) y no lo encontraba. Cuando salgo a la calle, veo a un chaval con él puesto. Sabía que era el mío porque es inconfundible, lo compré en Cartagena y tiene un quemazo. Sin embargo, cuando le dije que me lo devolviera, se negó”, recuerda O.S. Ahí comenzó la trifulca.

El menor de 17 años que llevaba puesta su cazadora iba acompañado de su madre, dos hombres y otra mujer, todos ellos suramericanos. Minutos antes, incluso, “habíamos estado con ellos en el bar”, sin embargo, su actitud, en esa situación, cambió. “La madre me agarró del cuello y me arañó. Yo le dije que me soltara, que sólo quería mi forro, pero ella seguía arañándome. Le agarré de las manos y se las retorcí para que me soltara”, relata.

sin saberlo En ese momento volvió al bar para alertar a la gente de la pelea. Al regresar, vio cómo el grupo increpaba a una amiga que le acompañaba, lo que le hizo intervenir y defenderse. Fue entonces cuando, el hombre que pensaba que los estaba separando, le acuchilló por la espalda hasta cinco veces, aunque ahora, cree que ya le había pinchado antes, con poca suerte, en el cuello, donde tiene una “marca poco profunda”, pero que sangró lo suficiente como para dejar un “reguero de sangre” en el momento en que regresaba al bar para alertar a los amigos.

De ahí acudieron al ambulatorio y luego fue trasladado al hospital. Recuerda que, de los cinco, sólo huyó el hombre que le pinchó. Pero una de las mujeres perdió el bolso en el que llevaba la tarjeta personalizada del billete único de autobús, lo que permitió identificar a los presuntos agresores.

Consiguió recuperar el forro, pero no las llaves de casa y del coche que llevaba en los bolsillos. “He tenido que cambiar las cerraduras, porque ¿quién me dice que no vendrán a por mí?” O.S. confiesa sentirse “indignado” con la actuación policial, porque, en un primer momento, “le dijeron a mi amiga que nosotros habíamos empezado la pelea con insultos racistas”. “No le creyeron, sólo cuando vieron que sus testimonios no coincidían los pusieron en duda”, critica. Pese a todo, O.S. asegura que interpondrá una denuncia, aunque con la “duda de que sirva para algo”.

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