Patrulla fronteriza ejecutó a mexicano, revela forense
El Universal, , 02-03-2008HERMOSILLO, Son. El 12 de enero de 2007, en el vecino condado estadounidense de Cochise, el migrante mexicano, Francisco Javier Domínguez Rivera fue asesinado a manos de un agente de la Patrulla Fronteriza, quien aseguró que el disparo con el que terminó con la existencia del joven indocumentado lo hizo en defensa propia.A más de un año de distancia de esos hechos, un médico forense declaró en una corte de ese país, que el oficial prácticamente ejecutó al ilegal, quien provenía del estado de Puebla.El especialista forense, Guery Flores, fue quien realizó la autopsia y determinó que el disparo entró de arriba hacia abajo, y fue hecho a unos 30 centímetros de distancia, por lo que supone que la víctima estaba de rodillas en el momento en que recibió el impacto en su cuerpo.Estando reciente esos hechos, el vocero del sector Tucson de la Patrulla Fronteriza, Rob Daniels, dio a conocer a los reporteros que el incidente ocurrió a las 15:00 horas del viernes 12 de enero de 2007.En los límites con SonoraLos hechos, detalló, ocurrieron cerca de un lugar conocido como Palm Spur Lime Plant, al oeste del poblado de Douglas, Arizona, en el condado de Cochise, limítrofe con Sonora. En esa ocasión el vocero dijo que tras una denuncia de que un grupo de indocumentados había cruzado ilegalmente la línea divisoria entre México y Estados Unidos, los agentes acudieron al sitio señalado y detuvieron a seis migrantes.Explicó que uno de los indocumentados que fueron interceptados en el operativo, se abalanzó en contra del oficial e inició una pelea y que el patrullero desenfundó su arma y lo mató de un balazo.Sin embargo, a casi 14 meses de distancia de este episodio, el médico forense que revisó el cadáver del migrante poblano, ofreció a la corte de Estados Unidos un testimonio en el que desmiente la versión del homicidio como un hecho de defensa propia.Por otra parte, Ursula Ritchie, detective de la oficina del alguacil del condado de Cochise, quien tuvo a su cargo la investigación de este caso, aseguró a la corte de ese país que en el lugar de los hechos, cerca del poblado de Naco, había muchas piedras; sin embargo fue imposible encontrar alguna que se pareciera a la que el inmigrante quiso arrojarle, según lo narrado por el integrante de la patrulla fronteriza que accionó el arma.
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