Entre sus filas no hay ni radicales ni terroristas, y si los hay en los lugares de oración (carnicerías, garajes, casas) y las mezquitas no es su deber controlar quién acude, aunque tienden la mano a la Policía y la Justicia para evitar «radicalizaciones». Ésta es la posición de ambigüedad que sostuvieron ayer los responsables de la Federación Islámica de la Región de Murcia, que inauguraron ayer en un club náutico de Los Urrutias, en Cartagena, unas jornadas para adoctrinar a imanes (equivalente musulmán de los sacerdotes).

«Queremos evitar que surja un discurso radical. Pero los medios de comunicación lo están entendiendo mal. Lo que hay en España no es un problema de radicales islámicos, sino de islamofobia, de miedo injustificado al Islam. Tenemos que combatir los estereotipos», afirmó en una rueda de prensa Ibrahim Roubi. Éste habló en nombre de la Federación Islámica de la Región y a su vez es presidente de la Comunidad Islámica Al – manar, vinculada al movimiento radical Justicia y Espiritualidad (JyE).

Los lazos entre la federación y JyE (que tiene entre sus objetivos instaurar el Estado Islámico de Marruecos y en cuyo discurso se inspiran los seguidores de la Yihad o guerra santa contra Occidente) ponen en entredicho las jornadas. Éstas se celebran bajo el nombre de Segundas jornadas de formación de imanes y formadores religiosos, con el lema Las comunidades islámicas: realidad y perspectivas de futuro.

El vicepresidente de la FIRM, Mounir Benjeloun, dijo que los imanes necesitan formación sobre leyes (como la Constitución , la Ley de Extranjería y la Ley de Igualdad), costumbres y realidad social españolas y nuevas tecnologías para «comportarse como ciudadanos de España y contribuir a la estabilidad democrática».

Los imanes – añadió – deben reconocer que aquí «todo el mundo goza de derechos democráticos» y «no es un lugar en el que se pueda llamar ni a la guerra santa, ni incitar al conflicto, al odio o a la violencia, sino a la paz, al amor, a la tolerancia, a la interculturalidad y al respeto de creencias distintas».

Pero aseguró que «de una mezquita no salen fanáticos». ¿De dónde entonces? ¿Tienen los líderes musulmanes el deber, al menos moral, de controlar si entre sus filas se predican discursos extremistas y hay fundamentalistas?

Ibrahim Roubi lo dejó claro: «Nosotros no controlamos a los imanes. Intentamos asesorarlos sobre cuestiones como la inscripción de los centros de oración en los registros» legales, pero «nada más». «Nosotros queremos un discurso social, de tolerancia y convivencia en paz. Que no me hablen de radicales», contestó Roubi.

Salafistas

En declaraciones previas a La Verdad, Roubi fue más explícito sobre las posibles conexiones del colectivo musulmán de Murcia el movimiento radical marroquí: «Aquí no miramos si uno es de una corriente del Islam o de otra. No miramos si es de Justicia y Libertad o es salafista [uno de los grupos que han inspirado a terroristas islámicos]. El que tenga un problema con la Ley que lo solucione. Si Justicia y Libertad es ilegal en Marruecos es porque han decidido que sea ilegal. Nosotros no censuramos a nadie», dejó muy claro Roubi.

Está previsto que a las jornadas acusan líderes de Justicia y Libertad como Mohamed El Abbadi, detenido en el 2006 en Marruecos y condenado a un año de cárcel por vulnerar el precinto que las autoridades pusieron en su vivienda, donde recibía a opositores islamistas al régimen alauita. Tiene varios procesos pendientes en su país y ha colocado al frente de la FIRM a su yerno, Said Mendi, un imán residente en Cartagena.

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