Una metedura de pata o una convicción
"Las familias de Sara y Yéremi dieron ejemplo. Soria les debe una disculpa"
Canarias 7, , 29-02-2008El manual de campaña del Partido Popular sostiene que el candidato debe hablar preferentemente de las cosas que preocupan a la gente. A partir de ahí, los que hay que suben a las cumbres de la filosofía y los hay que descienden a las cavernas. La sabiduría popular aconseja quedarse con el término medio, pero siempre hay quien se empeña en bajar la pendiente tan velozmente que acaba por estrellarse o, lo que es peor aún, se sale por la tangente del disparate. Esto último es lo que le sucedió ayer a José Manuel Soria, un político que en ocasiones tiene una envidiable capacidad para conectar con el ciudadano medio, y en otras, como es el caso, para enrabietar hasta el más pacífico de los mortales.
Vayamos a la transcripción íntegra de sus palabras, para que nadie se llame a engaño. Dijo Soria. «En Canarias, por lo menos en lo que respecta al PP, estamos hablando de los temas que interesan a los canarios, como que se lleve una buena política de inmigración, es decir, que la inmigración la compartimos si es legal, ordenada, regular. Lo que no compartimos es que se le den facilidades como las dadas por el Gobierno de Rodríguez Zapatero a las organizaciones criminales y mafias con la regularización masiva que ha provocado un efecto llamada que ha traído consigo efectos muy perversos no sólo para España sino también para el resto de Europa. Hablar de Canarias es hablar de que hace falta más seguridad. No es un tema abstracto, es hablar de poner más policías en las calles, de endurecer el Código Penal en aquellos delitos que estamos viendo que están proliferando en los últimos años ante la absoluta pasividad del Gobierno de España. Debería darle rubor al señor Rodríguez Zapatero cuando habla de más seguridad en España. ¿Lo ha dicho refiriéndose a Canarias, donde en los últimos cuatro años han desaparecido y han sido violados niños de los cuáles todavía no se sabe nada?».
Si lo que el presidente del PP pretendía sostener era que la seguridad está entre las preocupaciones preferentes de los canarios, se podía haber ahorrado la nada feliz alusión a las desapariciones y violaciones de menores, sobre todo porque, al unir ambos hechos, introduce la más que razonable duda sobre qué ha podido suceder con esos pequeños cuyos nombres tenemos todos en la memoria. Ahora bien, si de verdad piensa que Zapatero es el culpable de que Sara, Yéremi, Madeleine, Mari Luz y un puñado más de menores no estén durmiendo en sus hogares al lado de sus familias, entonces no hay margen para disculpar al político y tampoco para rebajar la gravedad de lo dicho: metió la pata hasta el fondo. Pero si grave es equivocarse con algo tan delicado, peor aún es que no se trate de un error, sino de una convicción.
Ayer las familias de Sara y Yéremi dieron un ejemplo de entereza: se les preguntó por la polémica y dijeron que preferían no entrar en el debate, pues bastante tienen con lo suyo. Y si ellas, que son las afectadas, así lo creen, no es Soria quien para andar imputando responsabilidades políticas. Que se disculpe ante Zapatero es ya lo de menos; a quien les debe pedir perdón es a los seres queridos de Sara y Yéremi. Ya que ayer no actuó con cabeza, ahora ha de hacerlo con corazón.
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