ELECCIONES 9M / XV ASALTOS

La peligrosa comparsa de la inmigración

El Mundo, CASIMIRO GARCIA-ABADILLO, 28-02-2008

Rajoy voló ayer a Canarias, donde el PP no pasa por su mejores momentos a pesar de los esfuerzos de José Manuel Soria.


Si hay algo que puede movilizar a los canarios es la lucha contra la inmigración ilegal. En Tenerife, el líder del PP se sintió en su salsa, rodeado de una comparsa de chicharreros e insistiendo en su propuesta de establecer un contrato de integración para los extranjeros. «Los derechos de los inmigrantes no deben perjudicar los derechos de los españoles», dijo entre la algarabía de la concurrencia.


La inmigración le va bien electoralmente al PP y, de hecho, en el debate con Zapatero, Rajoy insistió machaconamente en ese tema hasta que el presidente se sacó de la manga lo de las legalizaciones con el bono – bus que se hicieron cuando gobernaba Aznar. Esperanza Aguirre salió al quite para afearle al candidato socialista que no asistiera a un acto en la Universidad: «Es que tiene que estudiar eso del bono – bus», ironizó. Y es que el bonobús no sirve para identificar a nadie. Lo que se utilizó en las regularizaciones fue el abono transporte.


El peligro que tiene la inmigración es pasarse. La entrada de extranjeros regulada no sólo es positiva, sino necesaria.


El PP debe cuidar al máximo el lenguaje y las bromitas con ese asunto, muy fácil de manipular demagógicamente. De hecho, ayer se hizo público un manifiesto firmado por catedráticos y profesores de izquierda en el que se tilda al PP de «xenófobo».


Sin duda, la inmigración volverá a salir en el debate del próximo lunes, para el que Zapatero se prepara a conciencia. El presidente, orgulloso de su capacidad dialéctica, no quedó satisfecho con el resultado del primer cara a cara. Estaba seguro no sólo de ganar, sino de que dejaría fuera de combate a su adversario. Y no fue así.


Su autoestima no le permite que se pongan en duda sus recursos para destrozar a Rajoy. Por eso, Zapatero, en el segundo debate, irá preparado con una batería de golpes tan variados como contundentes.


Rajoy está moderadamente satisfecho, aunque las encuestas no le han dado muy bien. Para el PP, un triunfo en el segundo choque sería la garantía de que puede aún ganar el 9 de marzo. De nuevo, a Zapatero le basta con el empate.


Nunca ha habido unas elecciones tan dependientes de la capacidad de liderazgo de los jefes de los dos grandes partidos.


Rajoy haría bien en cuidarse de los adornos, como el de su alegato a la niña feliz del primer debate. Arriola, el responsable de la floritura literaria, debería limitarse al prosaico terreno de los argumentos.


casimiro.g.abadillo@el – mundo.es

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