Jacinto Uceda, de 57 años, es profesor de secundaria desde hace 32 y director desde hace 20 del instituto público Jaime Vera, en el barrio madrileño de Cuatro Caminos, donde cuatro de cada cinco alumnos son inmigrantes. “Nos resistimos a decir que es un gueto, pero hay más ecuatorianos que españoles”, dice.

El suyo es un extremo de lo que muestran las estadísticas: que la escuela pública está asumiendo la llegada masiva de inmigrantes, cuando la mayor parte de la privada está subvencionada (concertada). La pública acoge al 67% del alumnado total, pero al 82% de los extranjeros. “Nuestros alumnos merecen el mayor de los respetos, son muy buena gente, ingenuos; lo que no quita que sean malos estudiantes”. Los expertos aseguran que el porcentaje máximo de inmigrantes que puede asumir un centro es del 30%. “¿Cómo nos ayuda la Administración? Pues apenas nada, una trabajadora social, algún profesor de apoyo, pero poco, tenemos que bregar con pocos medios”.

Critica la idea de la elección de centro entre la pública y la concertada (la mayoría católica). “Los hijos de los ricos sí eligen, y los pobres y los inmigrantes, que son los mismos, eligen lo que les queda. El problema es que ha calado un mensaje que han lanzado todos los Gobiernos, no sólo el PP, que viene a decir que si quieres ver a tu niño estudiar bien, en un sitio serio y que no esté con inmigrantes ni gitanos, lo tienes que llevar a la concertada religiosa”. Para las Administraciones, recuerda, la concertada es más barata, un 33% más que la pública – los sueldos son peores, no hay que equiparlas – , según ha recordado más de una vez el Gobierno madrileño de Esperanza Aguirre.

Las palabras de Uceda, un hombre con 32 años de profesión – casi un 30% de los docentes tiene más de 50 años – , traslucen desánimo por todas partes. “Unos cuantos profesores no pueden educar contra la tele, la presión exterior, las bandas, los problemas sociales”. La sociedad ha cambiado y, además de la llegada masiva de inmigrantes, ahora todos los alumnos estudian obligatoriamente hasta los 16. Cada vez es más difícil, asegura Uceda, simplemente, conseguir el silencio en clase. “A los profesores nadie nos ha explicado los miles de casos que se dan ahora y estamos bastante perdidos”, admite. Los estudios para convertirse en profesor de instituto se reformarán radicalmente el año que viene.