Vivían y trabajaban en una planta baja sin las mínimas condiciones de higiene. Eran una veintena de inmigrantes chinos que ayer descubrió un agente en un taller clandestino de Valencia. Un control rutinario destapó el lugar. La Policía Local estableció un control a las 14.00 horas en las inmediaciones de la calle de Serratella, en el barrio de Benicalap. Uno de los policías observó que una persona salía corriendo al ver a la patrulla. La persiguió y se metió tras ella en una planta baja aprovechando una pequeña apertura de la persiana a pesar de que intentaban cerrarle el paso. Una vez dentro descubrió una docena de máquinas de coser, ocupadas por otras tantas personas. Tanto esas personas como otras que estaban escondidas echaron a correr.

En la planta baja no había ventilación, no había luz natural. Una vez llegaron más dotaciones, al inspeccionar el local, la policía encontró en la parte alta, en una especie de altillo al que solo se puede acceder desde el taller, unos cuantos camastros. La veintena de personas que trabajaban en el taller lo hacían a destajo, se turnaban para dormir y no podían salir del habitáculo, que no contaba con las mínimas condiciones de higiene y que llevaba funcionando varios meses, según declaraciones de los vecinos a la policía local.

S.F.Ch. y X.F.Ch., de 38 y 27 años respectivamente, fueron detenidos por ser los titulares del local donde se estaba desarrollando una actividad ilegal. Se les acusa de un delito contra los trabajadores e infracción de la Ley de Extranjería.