Celia Maza

londres – Los inmigrantes extracomunitarios que quieran residir en Reino Unido, además de pagar un visado, tendrán que abonar un impuesto específico para financiar los servicios que se ven más afectados por el aumento de la población, como la educación y la sanidad.

Así lo explicó ayer la responsable de Interior, Jacqui Smith, quien presentó ante la Cámara de los Comunes los nuevos planes del Gobierno en esta materia. La ministra matizó que la medida se aplicará de distinta forma según las características de la persona que solicita el permiso de residencia con el criterio de que «quien más consume, más paga». Es decir, a un hombre de edad avanzada – candidato a utilizar con mayor frecuencia los servicios sanitarios – , o un matrimonio con hijos – a los que obviamente tendrá que escolarizar – se les pedirá más dinero.

Según el rotativo «The Daily Telegraph», la «cantidad fija» podría rondar en torno al 10 por ciento del coste de un visado de residencia en Reino Unido por un periodo superior a seis meses, 200 libras (unos 266 euros). Los cálculos realizados por el periódico revelan que el Gobierno británico espera recaudar 15 millones de libras al año, casi 20 millones de euros.

La oposición conservadora rechazó la propuesta, a la que calificó de «truco», ya que considera que con este dinero no podrá compensarse el gasto en servicios públicos. Según afirmó David Cameron, líder del Partido Conservador, lo más sensato sería «establecer cuotas anuales» a la inmigración.

Los nuevos planes del Ejecutivo laborista también especifican que tras un mínimo de cinco años de residencia en el país, quienes aspiren a obtener el pasaporte británico deberán pasar por «un periodo de prueba» de uno a tres años para demostrar su integración en el país. A partir de ahora los extranjeros no podrán perpetuar su residencia temporal. Todos deberán pasar al estadio siguiente de optar a la residencia permanente o la ciudadanía.


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