El Gobierno británico presentó ayer propuestas para cambiar el sistema de acceso a la ciudadanía, que contemplan un período de prueba en el que el inmigrante tendría que demostrar, entre otras cosas, su integración en la comunidad local o participación en actividades benéficas. Son dos entre una serie de medidas que incluyen el pago de visados más caros de estancia temporal, que irían a sufragar un fondo público «de impacto transicional» y la reducción del acceso a servicios públicos, aunque el libro verde que presentó el Ministerio del Interior no especifica cuales.

El documento avala las propuestas con lo que se hace en otros países y cita el ejemplo español, donde – dice el informe – «el reciente Plan Estratégico para Ciudadanía e Inmigración contempla promover el conocimiento de las normas y costumbres de la sociedad española».

«Debemos ser mucho más explícitos sobre los lazos, sobre los valores compartidos, que nos hacen más que una colección de gente, un país», dijo el primer ministro, Gordon Brown, en un discurso coincidente con la presentación del libro verde. Y luego añadió: «No se debe abusar de nuestra tolerancia y sentido de la justicia».

Para el portavoz de Interior en el Partido Conservador, David Davis, lo propuesto es «un mero artificio». Lo que el Gobierno proyecta es «burocrático y caro», en vez de ir «a la raíz del problema, la inmigración descontrolada». Los conservadores proponen cuotas anuales de inmigración.

El libro verde sugiere que el nuevo sistema puede estar en marcha en abril de 2009 y coincide con la introducción, la próxima semana, de un sistema de puntos para la aceptación de inmigrantes económicos en el país.

Algunas propuestas, como el conocimiento de la lengua inglesa, ya serán filtradas por el nuevo sistema de puntos y los inmigrantes que hayan residido cinco años en Reino Unido podrán solicitar como ahora la ciudadanía. Pero lo nuevo es que entrarían entonces en un período de prueba de uno a tres años.

Malestar en el país

El Gobierno de Tony Blair ya introdujo una reforma del acceso a la ciudadanía. Son medidas que responden a malestares creados por el aumento de la inmigración en los diez años y medio de ejecutivos laboristas, que han coincidido con crecimiento económico y baja inflación.

La inmigración internacional neta en 2006 fue de 191.000 personas, por debajo del punto más alto en la curva de la última década, 2004, con 244.000 inmigrantes netos. Pero lo que ha chocado es la cantidad de inmigrantes de Europa del Este tras la ampliación de la UE hace cuatro años. El Gobierno británico, el único de la UE junto a Irlanda y Suecia que aceptó inmigrantes de los nuevos países sin restricciones, esperaba entre 5.000 y 13.000, pero el sistema de registro voluntario detectó más de 400.000 y se piensa lógicamente que el número de los no registrados es mucho más alto.