Sucesos
Pánico en la estación de Metro
El Mundo, , 21-02-2008Un hombre armado con una pistola de fogueo amenazó ayer a los pasajeros de un vagón de la Línea 10 de Metro en Gregorio Marañón y encañonó a los vigilantes de seguridad, que al final consiguieron reducirlo. Se trata de un nigeriano con problemas mentales y documentación falsificada Un hombre con problemas mentales sembró el pánico ayer en el Metro. Se trata de un nigeriano que llevaba una pistola falsa y comenzó a amenazar a la gente con ella tras mantener una airada discusión en el vagón. El suceso ocurrió hacia las 18.00 horas en la Línea 10, en dirección a Plaza de Castilla.
El nigeriano, que ayer no había sido identificado porque llevaba documentación falsa, se alteró mucho en el vagón de Metro, entre las estaciones de Alonso Martínez y Gregorio Marañón. Según fuentes del Metropolitano, había gritado que estaba «en contra del capitalismo» y contra «todos los ricos que viajan en Metro».
Borja, que viajaba en el último vagón del convoy de marras, relató así lo sucedido: «Llegamos a la estación de Gregorio Marañón y al parar el tren todo el mundo salió corriendo. Vinieron hacia el último vagón y a mí me extrañó, porque por ahí no hay salida. Entonces pregunté y me dijeron que había un chico con una pistola».
Borja se acercó hacia el principio del andén, mientras mucha gente, más de 100 personas, se amontonaban al final, de la estación. En el primer vagón estaba el nigeriano, que aparenta unos 40 años, empuñando un revólver. «Parecía de verdad porque era metálico. Mientras gritaba, hacía como que lo cargaba y después apuntaba y amenazaba a los vigilantes», decía el testigo.
Los gritos del hombre se hacían ininteligibles. El tipo salió al andén con su pistola en alto y después entró o le obligaron a meterse en el primer vagón. Unos cuantos pasajeros entraron para ayudar a los vigilantes en el forcejeo. Fuentes del Metro añadieron que, según los testigos, llegó a apuntar a un vigilante jurado en la cabeza, pero una compañera de éste consiguió distraerlo y empujarlo al suelo, donde ya lo redujeron.
«Entre los vigilantes y varios pasajeros lo sujetaban, unos del cuello, otros de los brazos… Hasta que consiguieron tumbarlo en el suelo y esposarlo», decía Borja.
El hombre fue reducido en el mismo vagón donde había forcejeado con la gente. Cuando lo arrinconaron ya estaba junto a la cabina del conductor. Una vez esposado, al nigeriano le bajaron los pantalones – en teoría, para que no saliera corriendo – y lo sacaron al andén, donde quedó tumbado boca abajo hasta que llegó la Policía.
Los aterrorizados pasajeros del Metro se fueron tranquilizando y se acercaron a curiosear sobre el individuo que los había asustado. Este parecía muy perturbado y, al menos en apariencia, sufre problemas mentales y no controlaba lo que hacía.
«Cuando ya estaba reducido, uno de los vigilantes le puso un pie sobre el cuello y empezó a gritarle, por lo que los pasajeros empezaron a increparle y a decirle que lo dejara en paz, que ya no podía hacer nada», concluyó el testigo.
Poco después llegaron al interior de la estación agentes de la comisaría de Chamberí y se llevaron al detenido, que anoche permanecía en dependencias policiales por un delito de amenazas. Fuentes de la Jefatura Superior de Policía dijeron que el hombre llevaba un NIE (DNI de extranjeros) falsificado, y que con el pasaporte que tenía le consta una orden de expulsión por infracción de la Ley de Extranjería.
Desde la Comunidad de Madrid aprovecharon el suceso de ayer para recordar la petición del consejero de Interior, Francisco Granados, sobre la creación de una policía específica para el transporte público, que incluiría Metro, Cercanías y autobuses.
(Puede haber caducado)