deporte donostiarra

Integración en torno al basket

Diario Vasco, OIER FANO, 19-02-2008

SAN SEBASTIÁN. DV. La integración de razas y culturas es una de las principales virtudes del deporte. El mestizaje de negros y blancos en las diversas selecciones surafricanas tras el apartheid o la selección francesa de fútbol, que pese a quien le pese integra a futbolistas de innumerables recovecos del planeta son dos claros ejemplos. Pero no hay que marcharse a casos tan extremos ni fijarse en el panorama profesional para apreciar estas bondades.
Varias inmigrantes donostiarras se reúnen cada semana con el fin de jugar a basket para juntarse, sentirse bien con ellas mismas y para establecer lazos con el resto de la ciudadanía.
La directora de la fundación Haurralde, Patricia Ponce, explica la iniciativa. «El año pasado se organizó un mundialito de fútbol en Gipuzkoa. Se inscribían equipos de inmigrantes por nacionalidades. Camerún, Senegal, Bolivia… La idea nos encantó y muchos de los participantes se conocieron entre sí durante el transcurso del campeonato, dando inicio a una buena amistad. Este tipo de ideas son importantes porque puede haber quien se sienta un poco sólo, y este tipo de iniciativas sirve para aglutinar. De todas formas faltó organización. Se jugó en el campo de fútbol sala de Sagüés y en Jesuitas. En el primer campo no hay vestuario, y claro, un hombre puede cambiarse rápidamente, pero a nosotras nos daba pudor y nos desencantó un poco la falta de previsión. Era una pena que una idea original e integradora no estuviese muy pulida».
Ponce, que trabaja a destajo por conseguir la integración del inmigrante, explica en qué derivó todo. «Queríamos potenciar este tipo de actos pero con tiempo, y medios. Paralelamente, las celebraciones puntuales con fines de integración son interesantes pero nosotros queríamos desarrollar una idea que fuera permanente, que nos permitiera mezclarnos con el resto de ciudadanos, practicando un deporte que nos gustara».
El basket es la excusa para estas donostiarras, que por el momento no compiten en ninguna categoría. «Entrenamos los viernes en Sagüés a las 20:30. Dado que la mayor parte de nosotras trabaja en el sector servicios y tiene hijas, es difícil que todas vayamos a entrenar. Los domingos sí que casi todas acudimos a la cita en Jesuitas. Gracias al Departamento vasco de Inmigración y al club baloncesto Easo, contamos con un monitor, los domingos. Es importante porque el nivel es bajo. No nos obsesiona mejorar nuestro juego, pero ya que practicamos baloncesto, lo queremos hacer con dignidad y aprendiendo, sin riesgo de lesiones».
No se puede decir que estas chicas amaran el baloncesto desde su infancia. «Cuando mi asociación propuso a estas chicas, que se conocieron a raíz del citado mundialito, no hubo convergencia a la hora de elegir deporte. Algunas querían jugar a voleybol, otras a fútbol, pero analizando la climatología y la disponibilidad de instalaciones apostamos por el basket. La mayor parte de las jugadoras bolivianas conocía las normas de este apasionante juego y así empezó todo. Ahora estamos tratando de encontrar rivales de nivel parecido. Quizás algún equipo de 3º o 4º de ESO, ya veremos. También nos gustaría encontrar un equipo de estas características en Vitoria o Bilbao para poder competir con ellas, o al menos juntarnos de vez en cuando. De momento estamos en pleno desarrollo de la idea. La verdad es que desde Haurralde y en el seno del propio equipo sólo tenemos palabras de agradecimiento para los donostiarras y guipuzcoanos en general y el Gobierno Vasco en particular, que incluso nos van a financiar las camisetas que estamos diseñando. Contar con un material apropiado es motivante y dignifica nuestra iniciativa y esfuerzo».
El equipo es de lo más peculiar. Incluso entrenan tres generaciones diferentes de la misma familia. Abuela, madre e hija. No es la única iniciativa de este estilo en la ciudad. Existen equipos de voleybol y fútbol compuestos por inmigrantes, aunque todos enfocados a la competición, salvo estas chicas.
Por el momento no se plantean inscribirse en ninguna competición de federados. «Aprovecho estas líneas para que cualquiera que quiera jugar, bien con nosotras, bien contra nuestro equipo, se ponga en contacto con nuestra fundación. Es difícil que vayamos a participar en alguna liga, porque como te explicaba, muchas de nosotras trabajamos en el sector servicios y seguir una línea regular de entrenamientos es prácticamente imposible».

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