La realidad de la inmigración
Deia, 18-02-2008
>El estudio realizado por SOS – Racismo sobre la reticencia generalizada a alquilar pisos a los inmigrantes pone de manifiesto el divorcio entre la imagen que se da en las encuestas y la realidad en torno a este fenómeno.
>LA realidad suele echar por tierra muchas opiniones impulsadas por lo políticamente correcto, que dibujan una imagen ficticia de la sociedad en la que vivimos. La tendencia a retratar en base a encuestas las corrientes de opinión que se mueven en la ciudadanía puede llevar a ocultar problemas latentes, que aflorarán tarde o temprano, y a retrasar políticas de pedagogía social necesarias para evitar escenarios de fractura en absoluto deseables. La inmigración y todo lo que se mueve en torno a este fenómeno es un buen caldo de cultivo para la implantación de una doble moral: la pública, políticamente correcta, y la privada, bastante más intransigente que la primera. Una encuesta realizada por la Diputación Foral de Bizkaia hace poco más de un año (seguramente, los resultados no serían muy distintos hoy) señalaba que la ciudadanía de este territorio histórico no contempla la inmigración como “un problema”, catalogación por la que se inclinaba únicamente el 5,2% de los encuestados. Es más, el citado sociómetro revelaba que, para los ciudadanos, la llegada de inmigrantes aporta más ventajas (35,1%) que desventajas (28,6%); el 92,5% de los entrevistados consideraba que toda persona debe tener libertad para vivir y trabajar en cualquier país; y el 68,9% respondía que “los ciudadanos vascos tienen la obligación moral de ayudar a los inmigrantes”, frente al 18,5% que opinaba lo contrario. Los porcentajes presentaban una curva descendente de aceptación según los servicios sobre los que se interrogara: mayoritario sí a las prestaciones sanitarias, menor en lo relativo a las ayudas sociales, e insignificante (el 17,2%) en lo que respecta a la posibilidad de entrar en sorteos de viviendas de protección oficial. Precisamente, SOS – Racismo acaba de realizar un estudio sobre el candente asunto de la vivienda, cuya conclusión más relevante es que el 80% de los propietarios que sacan pisos al mercado del alquiler son reticentes a facilitar el acceso a los mismos a las personas inmigrantes. Las propias inmobiliarias preguntan de forma expresa a quien se dispone a poner en alquiler un piso si los inmigrantes tienen cabida entre sus potenciales clientes. El carné de identidad sociológico que presentamos sobre nosotros mismos entra en ese momento en contraste con nuestros miedos. El asunto es peliagudo ya que, si la tendencia de los políticos es a gobernar en función de las encuestas, estarán dejando de actuar sobre unas peligrosas corrientes subterráneas en las que se mueven sentimientos de rechazo hacia los inmigrantes. La realidad demográfica y laboral del país dicta que una inmigración controlada es necesaria para el desarrollo de nuestro entramado económico y social. Vamos a necesitar a los inmigrantes y, por ello, urge que aprendamos a aceptarlos en todos los ámbitos, y no sólo en las encuestas.
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