«Forzaré por ley el pacto PSOE-PP para despolitizar la Justicia»

«Si soy presidente y ETA declara una tregua, nunca negociaré. Sólo le preguntaré si abandona definitivamente las armas». «Muchos votantes socialistas tienen más miedo a una nueva Legislatura con Zapatero que conmigo»

La Razón, Francisco Marhuenda / Carmen Morodo, 17-02-2008

Francisco Marhuenda / Carmen Morodo

MADRID– En inmigración ha dicho que quiere integración y legalidad. ¿Pero qué hará con el millón de ilegales que ya están en nuestro país?

–La inmigración es el fenómeno más importante que se ha producido en estos últimos años y en España, además, de manera vertiginosa. Puede ser una gran oportunidad, pero si las cosas no se hacen bien puede convertirse en un gran problema. La política del Gobierno ha sido la del avestruz: esconder la cabeza debajo del ala, no hacer nada y decir que todo va muy bien. Sobre la bolsa de inmigrantes sin papeles, en la ley hay procedimientos previstos para que esas personas puedan regular su situación. Está la vía del arraigo, el empadronamiento y también la expulsión. Por tanto, se estudiará cada caso de manera individual.

–¿Cree que ya hay problemas de integración en España?

–Ya hay algunos, pero, sobre todo, lo importante es adelantarse a los acontecimientos. Es mejor prevenir que curar. Europa tiene más experiencia que nosotros y alguna de esas experiencias no es precisamente ejemplar. La integración es fundamental y, por eso, yo he propuesto un «contrato de integración» que ya se ha debatido en la UE y que está en funcionamiento en cuatro países.

–Pero aquí, a diferencia de países como el Reino Unido o Francia, la mayor parte de la inmigración es iberoamericana y comparte nuestra cultura y ya conoce la lengua.

–Y eso es una suerte que tenemos. Pero también hay importantes núcleos de población musulmana o del este de Europa. Y en cualquier caso, creo que tiene mucho sentido que las personas que quieren un permiso de residencia, por el que se les reconoce unos derechos, también tengan unos deberes, los mismos que todos los españoles. Que un señor que viene de Mali o de cualquier otro país africano se comprometa por escrito a asumir que no es admisible la mutilación sexual, la poligamia o los matrimonios de conveniencia es un primer paso para que se integre en la sociedad que le recibe.

–La izquierda le acusa de plantear obviedades y de hacer populismo porque la ley ya dice cuáles son los deberes y obligaciones y prohíbe todos esos comportamientos.

–La tesis de la izquierda es que no hay que hacer nada porque todo está muy bien y lo que está mal es irremediable. Pero es importante hacer pedagogía y que los que vienen de fuera conozcan con ese contrato lo que no pueden hacer, asuman un compromiso y sepan que si no respetan los valores propios de nuestra democracia, como la igualdad de la mujer, serán expulsados.

–¿Por qué cree que aquí la izquierda es más reacia que en otros países a este tipo de propuestas? En Estados Unidos, por ejemplo, nadie las cuestiona.

–Ni en el Reino Unido ni en Francia ni en Bélgica ni en Holanda ni en Alemania. Aquí lo que pasa es que el Gobierno no tiene política de inmigración y cuando alguien hace una propuesta en lugar de considerarla la demoniza. La política de Rodríguez Zapatero es la combinación de la ausencia de ideas y la agresión constante al que plantea algo. Para él todo está bien y no hay nada que hacer.

–¿La «mano dura» en inmigración le ayudará a capitalizar votos en determinados sectores de la población más afectados por el problema, por ejemplo, los núcleos obreros?

–Yo no entro en cálculos electorales. Mi propuesta beneficia a la gran mayoría de los extranjeros que han venido a España a ganarse la vida de manera honrada. Soy gallego y sé de primera mano que muchos gallegos emigraron en su día cumpliendo las leyes y aceptando las normas de convivencia del país al que iban. La política que defiendo sólo es mala para las mafias, igual que mi propuesta de expulsar inmediatamente a quien cometa un delito, aunque tenga permiso de residencia, sólo es mala para los delincuentes.

–En esta situación de empate técnico, los expertos electorales dicen que cualquier movimiento, como ponerse del lado de los obispos, podría quitar votos al PP.

–Los obispos tienen derecho a defender sus posiciones, igual que lo tiene la Junta Islámica, que ha pedido el voto para el PSOE. Y los obispos, no se olvide, no han pedido el voto para el PP. Todo el mundo tiene derecho a defender sus posiciones y, luego, que los ciudadanos elijan. Si el PSOE se pelea con la Iglesia, es porque cree que le da votos. Es la utilización bochornosa de los sentimientos de la gente con un objetivo electoral.

–Bien, pero y a la inversa, ¿cree que le perjudicaría electoralmente alinearse con ellos?

–En absoluto. He coincidido con los obispos en muchos de sus pronunciamientos y en otros, no. Pero no creo que pierda votos ni por defenderlos a ellos ni por defender a nadie.

–¿Por qué no aclara si reformará la ley vigente para que las parejas homosexuales no tengan derecho a la adopción de niños?

–Voy a esperar a la resolución del Tribunal Constitucional sobre el recurso presentado. Yo ya propuse en 2004 una Ley de Uniones de Hecho y no voy a quitar derechos a nadie, aunque ya he dicho que no me gusta ni la adopción ni el nombre de «matrimonio».

–La polémica sobre el aborto es otro tema en el que parece que la izquierda está más cómoda que ustedes. Prometen que harán cumplir la ley, ¿pero cómo?

– Con inspecciones y controles, con la Fiscalía y con los jueces. De los escandalosos casos que han ocurrido en Cataluña nos hemos enterado por una televisión británica y por otra danesa, lo que demuestra cómo funcionan los controles de algunos servicios públicos en España.

–Pero si la ley tiene agujeros que permiten el fraude, como las irregularidades que se cometen utilizando el supuesto del peligro para la madre, entonces, ¿qué?

–En ese caso, se estaría incumpliendo la ley y habría que actuar.

–Parece que ahora no le conviene a nadie hablar del Estatuto de Cataluña, pero ahí está. Si el Tribunal Constitucional lo avala, ¿se compromete a desarrollarlo íntegramente, aunque haya defendido que altera el modelo autonómico y que rompe el principio de igualdad entre españoles?

–Tengo la convicción, como casi todo el mundo en España, de que el Tribunal Constitucional lo va a declarar contrario a la Constitución. En cualquier caso, siempre respetaré lo que digan los tribunales.

–El PSOE le acusa de catastrofismo. Dice que ahora ya no habla de que España se rompe porque está pensando en posibles pactos con CiU.

–El Estatuto catalán establece una relación bilateral de igual a igual entre Cataluña y España y un federalismo asimétrico por el que unos diputados catalanes pueden decidir sobre lo que pasa en el resto de España y los diputados españoles no pueden decidir nada sobre lo que ocurre en Cataluña. Eso es una liquidación absoluta de la Constitución. Ahora hay que esperar a ver qué dice el TC. Y lo más importante es que saquemos lecciones para el futuro y no repitamos lo que ha ocurrido en esta Legislatura. Jamás se aprobó un estatuto de autonomía sin el consenso entre los dos principales partidos. El primer punto de mi proyecto de concordia es recuperar el consenso sobre España como nación de ciudadanos libres e iguales.

–La ruptura de los acuerdos y la crispación de esta Legislatura han dejado muy tocada, por ejemplo, a la Justicia. ¿Tiene arreglo?

–Sí.

–¿Y por qué siempre que llegan elecciones todos los partidos prometen despolitizarla y cada Legislatura se ven los mismos espectáculos?

–En esta Legislatura, el problema ha sido que el PSOE, con el apoyo de los partidos nacionalistas, ha cambiado las reglas de juego. Ha modificado el modelo de nombramientos del Consejo General del Poder Judicial, ha aprobado una nueva Ley del Tribunal Constitucional para prorrogar el mandato de la presidenta de este órgano ya que le convenía y ha modificado, también sin consenso, el sistema de elección de los magistrados del Tribunal Constitucional.

–¿Y usted qué hará si es presidente?

–Quiero que se vuelva al sistema de elección por parte de los jueces de los miembros del CGPJ, voy a proponer que cualquier reforma de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional y de todo lo que afecta al CGPJ se haga por mayoría de tres quintos, es decir, con el acuerdo de los dos partidos nacionales. En suma, voy a forzar el acuerdo por ley entre los dos grandes partidos en todos los temas judiciales porque es la manera, en el medio plazo, de ir despolitizando la Justicia.

–El problema del agua, ¿cómo lo arreglará? Porque hasta en su partido se están tirando los trastos unos a los otros.

–Con el agua, el Gobierno ha hecho lo mismo que en otros grandes problemas, es decir, destruir lo que se encontró sin ofrecer alternativa. El resultado ha sido un espectáculo grotesco y que se acabe teniendo que llevar agua en contenedores desde Almería a Barcelona. Nosotros vamos a hacer las obras del Pacto de Aragón y nos comprometemos a transferir agua desde donde sobre a donde haga falta.

–Habrá trasvase del Ebro aunque no lo nombren explícitamente de esa forma.

–Lo que habrá, sin ninguna duda, son las obras de infraestructuras previstas en el Pacto del Agua de Aragón, pero además me comprometo a buscar un gran pacto nacional para la gestión de nuestros recursos hídricos. No veo ninguna razón para que los excedentes de agua de unas cuencas no puedan ser transferidos a otras cuencas deficitarias.

–Otro reto es la dependencia energética. El PSOE no quiere saber nada de las centrales nucleares, pero tampoco parece que ustedes estén en sintonía con la apuesta por este tipo de energía por parte de países como Francia o Reino Unido.

–España es el país de la UE donde más han aumentado las emisiones de CO2 y creo necesario abrir un gran debate nacional sobre este problema. Yo apuesto por el desarrollo de las energías renovables hasta alcanzar un 20 por ciento del conjunto de la energía nacional y por mantener los actuales emplazamientos nucleares. En cualquier caso, una de las urgencias de nuestra economía es corregir nuestra dependencia energética de otros países.

–¿Para superar la crisis económica habría que renunciar por un tiempo al déficit cero?

–Al contrario, hay que reducir el gasto público, que debe crecer siempre por debajo del crecimiento nominal de la economía. El PSOE ha utilizado el gasto público para hacer electoralismo y eso lo hemos visto sobre todo en los últimos meses, cuando sentían la presión de las encuestas. Éste ha sido uno de sus graves errores porque ha contribuido a aumentar la inflación.

–¿Bajarán los precios con su política?

–No hay ninguna varita mágica para bajar los precios. Pero sí hay políticas económicas muy útiles para contenerlos, como, por ejemplo, la reducción del gasto público y la introducción de más competencia. Además, hay que hacer reformas económicas y generar confianza.

–Ha prometido que todos los que cobren menos de 16.000 euros anuales no tendrán que pagar impuestos. Y los que cobren 16.100 euros, ¿qué van a tener que pagar?

–Con mi reforma de la renta todos los contribuyentes pagarán menos impuestos.

–¿Cómo se supera la desaceleración?

–Hay que volver a darle cuerda al reloj, que es lo que no se ha hecho en estos cuatro años. Presentaré un amplio paquete de reformas económicas, rebajaré el Impuesto de Sociedades, rebajaré el Impuesto de la Renta, aumentaré la competencia y apostaré por la investigación y la educación. Estoy seguro de que con esta política aumentará la confianza, se reactivará la economía y, en consecuencia, la gente vivirá mucho mejor.

–Ya ha dicho que no negociará con ETA. ¿Pero qué haría si es presidente del Gobierno y ETA declara otro alto el fuego?

–Lo primero, mantener la presión política, judicial y policial. Y en segundo lugar, haría lo mismo que le dije al señor Rodríguez Zapatero que hiciera con el alto el fuego de esta Legislatura. Entonces, le dije que fuera a hablar con ETA directamente, porque nunca entendí ese debate sobre la verificación que luego fue una mentira más. Yo le preguntaría a ETA por su voluntad real de dejar las armas y no haría nada más. Nunca abriría una negociación política ni haría concesiones como las que ha hecho el Gobierno.

–Pese al fracaso de todas las treguas, ¿aún cree que ETA algún día entregará las armas voluntariamente?

–Sólo hay dos finales posibles de ETA. La derrota por la vía policial y judicial, que se puede conseguir, y, de hecho, en 2003 la banda estaba en el peor momento de su historia y muy debilitada, aunque luego la negociación le dio alas. Y la declaración unilateral del abandono de las armas. Lo que no vale, y así se ha comprobado en esta Legislatura, es la negociación política con los terroristas.

–¿Y cuál de los dos finales ve más factible?

– Yo tengo que apostar por el que depende únicamente de mí, que es la derrota de los terroristas por la vía policial y judicial.

–¿Qué piensa cuando escucha al PSOE acusarle de haber roto el consenso sobre ETA?

–En 2004 yo llevaba en mi programa el pacto antiterrorista, igual que Rodríguez Zapatero, ya que era un acuerdo que habíamos firmado los dos principales partidos en el año 2000. Ese pacto lo rompió Zapatero. No es cierto eso que dice de que cuando estaba en la oposición apoyó la política del Gobierno sin más. Lo que respaldó fue la política que él había acordado previamente con el Gobierno. Y en esta Legislatura ha pretendido que yo avalara la liquidación de lo que antes habíamos acordado. Lógicamente, no puedo estar ahí. Eso que él llama el «proceso» ha sido una mezcla de frivolidad, adanismo, oportunismo y engaño.

–¿Y qué le parece que el presidente de Gobierno también le acuse de haber sido el peor ministro del Interior y de Educación?

–[Risas]¡Esta respuesta casi debería guardármela!… Cuando le oigo decir eso pienso que él ha sido el mejor presidente del Gobierno de España desde los Reyes Católicos.

–¿Está ya preparándose los debates?

–Sí, tengo algunas ideas.

–¿Qué contestará a Zapatero cuando le pregunte por Irak, por los hilillos del «Prestige» o por las armas de destrucción masiva?

–Le diré que yo acostumbro a mirar al futuro y que él corre el riesgo de que le pase lo mismo que a la mujer de Lot, que por mirar demasiado al pasado acabó convirtiéndose en estatua de sal.

–También es fácil que le saque el 11 – M y la autoría de ETA.

–Entonces le diré que al primero que escuché hablar de la autoría ETA fue al señor Ibarretxe.

–¿Los engaños de los que han acusado a Zapatero en esta Legislatura le invalidan para volver a ser presidente del Gobierno?

–Cuatro años más de Rodríguez Zapatero son un riesgo para España. Serían cuatro años de incertidumbre y de inseguridad, y España necesita un Gobierno que dé seguridad y que se ocupe de los problemas reales.

–¿Vamos a verle en mítines con Aznar?

– Sí, Aznar participará en la campaña.

–La pregunta es si estarán juntos.

–Supongo que sí.

–El presidente del Gobierno ha hablado de poner «dramatismo» y «tensión». ¿En qué cree que se va a traducir eso?

–La campaña de Zapatero es la campaña del miedo, amenaza a la gente con que viene el coco. Eso no es nuevo en la izquierda, ya nos hicieron la campaña del doberman hace muchos años. Lo novedoso de este caso es el desenmascaramiento de ZP. Todos los españoles le han visto como lo que es, un político que busca la tensión para presentarse en público como una víctima. Pero a mí no me afecta, si ellos quieren hacer la campaña del miedo, que la hagan, la mía va a ser la de la esperanza.

–Una de sus líneas de ataque contra usted es que no ha roto con el pasado…

–No tienen otra cosa que decir.

–¿Cuántos votos cree que puede conseguir Rosa Díez por permitirse más libertades que el PP en el discurso antinacionalista?

–El nacimiento del partido de Rosa Díez revela la poca fiabilidad que para muchos socialistas tiene Zapatero cuando se trata de defender a España como nación de ciudadanos libres e iguales y cuando se trata de hacer una política antiterrorista decente, moral y eficaz. Creo que hay miles de votantes socialistas que tienen más miedo a una nueva Legislatura con Zapatero de presidente que conmigo.

–¿Qué hará con la presencia de España en la Alianza de Civilizaciones?

–No hará falta hacer nada porque desaparecerá por sí misma. De la última reunión en Madrid sólo quedó el lío con los escoltas del presidente de Turquía. Yo deseo una política exterior como Dios manda. La prioridad debe ser Europa, recuperar las relaciones con Estados Unidos y estrechar relaciones con Iberoamérica. En los últimos días he recibido el apoyo del señor Sarkozy y de la señora Merkel, he estado en ese «corazón de Europa» al que se comprometió Rodríguez Zapatero a llevarnos y miren ustedes lo que ha pasado al final. El Gobierno ha quedado fuera de los grandes debates internacionales, hemos perdido el grueso de los fondos estructurales y no han sido capaces de defender nuestros intereses.

–Si llega a La Moncloa, ¿buscará cerrar lo antes posible una entrevista con el presidente de Estados Unidos?

–Intentaré mantener unas relaciones correctas con todos los países del mundo. Por supuesto que no voy a estar peleado con la principal potencia del mundo o con el Estado del Vaticano, como ha hecho Zapatero.

Mañana: Su Gobierno, la relación con Gallardón, el partido, su vida personal…
Enviar
0 Comentarios
Más fotos

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)