Patada en el culo
Las Provincias, , 17-02-2008Puede que lo hayan oído en el metro, en el ambulatorio o en la radio. Los inmigrantes vienen sin papeles, nos roban el trabajo y casi tienen más derechos que nosotros, los aborígenes. Y es que para acceder a una ayuda social, uno tiene que ser pobre de solemnidad o tener siete hijos. Que a ver quién es el guapo que les gana a esta gente. Que parecen conejos.
Y es que, como dice cierta amiga que frecuenta ambientes de salsa, si nos descuidamos, estos panchitos nos joden la especie porque, oigan, qué labia y cómo se mueven.
Así que, a su amiga, la propuesta del contrato de integración le parece estupenda. Que esos vagos, borrachos y maleantes se comprometan por ley a aprender la lengua, respetar las costumbres y pagar sus impuestos. Como Dios manda. Y si al año, no han encontrado trabajo que se vayan a su puñetero país. Parece que por fin alguna mente preclara se ha decidido a meter mano al asusto de la inmigración. O eso, o estamos en precampaña. Humm. La otra opción es que estos señores hayan entrado en www.kickamigrant.com. Un videojuego que consiste en a ver quién le pega la patada más gorda a un inmigrante y lo envía fuera de Australia.
La idea no es nueva. Ya le pareció genial en su día cuando lo vio, cree recordar, en Vaya Semanita donde los poco vascos o poco catalanes eran expulsados de su territorio por los nacionalistas. La máxima que subyace es la misma: Patear al diferente.
Si entran en la web, se divertirán y, quizá, su amiga recapacite. Una vez se le ha propinado la soberana patada en el culo, el pobre inmigrante casi se da de bruces contra un desfiladero, un barco e incluso ha de evitar un helicóptero. En su periplo, se puede leer un cartel que le informa de que “Está usted abandonando Australia”. Pero una vez uno quiere enorgullecerse del récord conseguido con el lanzamiento del negro de marras va y resulta que el expulsado era médico, voluntaria, psicóloga o carnicero. En definitiva, un honrado trabajador como usted o como su amiga. Y después, resulta que esta expulsión ha ocasionado una considerable pérdida en la economía del país de los canguros.
Qué lejos queda Australia, le dirán. Sí, justo en las antípodas. Y allí, para muchos, la solución a la inmigración también pasa por una patada en el culo. ¿A que da miedo?
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