La espantada de los marineros en los últimos años está más que justificada, según el armador. «Non hai xente porque non se gañan cartos. Prefiren a construcción ou a hostelería e por iso temos que recurrir aos estranxeiros». Pero incluso recurriendo a la inmigración es difícil encontral personal.

El patrón mayor, Eduardo Carreño, comentó que hace unas semanas, fue contratado un marinero senegalés para trabajar en un cerquero de la localidad, pero era alérgico al yodo: «Só foi ao mar un día e o armador tuvo que buscarlle un traballo en terra. Unha construtora fíxose cargo».

Carreño señaló que el año pasado se publicó una orden ministerial en la que se detallan los trámites necesarios para poder contratar a marineros africanos. Es una fórmula fácil y rápida, que permite que el trabajador llegue a España en el plazo de un mes. Hasta ahora «viñan con todos os títulos e preparados para embarcar», recuerda el dirigente. Cada armador tiene que abonar 186 euros de tasas por trabajador. Cuando llegan, «faiselles un contrato no que se lles garantiza vivenda. Tamén un salario mínimo de 576 euros ao mes, que é o soldo base», dijo.

Los primeros que llegaron a Portosín «era xente que sabía de mar e moi preparados. Agora parece que vale calquera cousa». En la villa hay ahora unos 15 marineros de Senegal.