España deniega la petición de asilo al diplomático cubano que huyó de su país

El Mundo, ISABEL MUNERA, 17-02-2008

«Las autoridades españolas se han lavado las manos como Poncio Pilatos», dice Lorenzo Menéndez Acusado de traición, deserción y contrarrevolución, se enfrenta a 20 años de prisión si regresa a casa «Las autoridades españolas se han lavado las manos como Poncio Pilatos con mi petición de asilo. Se molestaron cuando comenté que con el Gobierno de Aznar no tendría dudas de la acogida que fueran a darme, pero los hechos han terminado por darme la razón», afirma tajante Lorenzo Menéndez, el ex número dos de la Embajada cubana en Mozambique.


Acusado de los delitos de traición, deserción y contrarrevolución, este diplomático se enfrenta a 20 años de prisión si regresa a Cuba después de que el régimen castrista lo haya declarado persona non grata por haber ayudado a la disidencia cubana en el país africano.


Han pasado dos meses desde que solicitó asilo político en nuestro país; y, pese a su forzada sonrisa, en su rostro no puede evitar dibujarse la desesperanza.


Desde que el Tribunal Supremo cubano lo convocara de emergencia, a finales del año pasado, para que rindiera cuentas por haber ayudado a disidentes en la legación de este país en Mozambique; Menéndez ha vivido siempre con la incertidumbre de no saber qué rumbo adoptaría su vida y la de su familia.


Su situación desde hace 14 días es todavía peor. Se encuentra, desde finales del mes pasado, de manera ilegal en España. No tiene papeles y sobrevive, junto a su mujer y a su hija, gracias a la ayuda de diversas organizaciones de inmigrantes cubanos que le han prestado su apoyo.


El pasado 28 de enero, el diplomático cubano recibió una mala noticia que, sin embargo, esperaba. Las autoridades españolas le hacían saber que su solicitud de asilo político en España no había sido admitida a trámite, al considerar, en virtud de un artículo del reglamento de Dublín, que el Estado responsable para estudiar su petición no era nuestro país sino Francia, después de su llegada a territorio francés el pasado 3 de diciembre.


Así, le recomendaban coger el primer vuelo a este país con su familia e hija y presentar ante las autoridades competentes su petición de asilo.


Pero este diplomático cubano, acostumbrado a huir desde que el régimen castrista lo acusara de traidor y contrarrevolucionario, no estaba dispuesto a viajar a un país donde no conoce a nadie para esperar en un centro de refugiados a que las autoridades franceses dictaminaran si le concedían o no el asilo. Por eso, decidió quedarse en nuestro país junto a algunos de sus compatriotas que han hecho de España su patria.


«Aquí me siento bien, arropado, no tiene ningún sentido ir a Francia, donde no conozco a nadie. Aquí tengo relaciones con la Federación Española de Inmigrantes, la de Asociaciones cubanas y la Federación hispano – cubana. Ellos me han dado, en la medida de sus posibilidades, apoyo económico, alojamiento y comida. Mi situación es desesperada, no tengo papeles y no puedo trabajar, tengo una familia a la que cuidar», afirma angustiado.


Pese a los sinsabores, Lorenzo Menéndez no está dispuesto a tirar la toalla ni a abandonar la lucha que inició contra el régimen castrista desde la sombra. «No estoy acabado. Estoy cooperando con estas tres asociaciones para lograr el tránsito político en Cuba hacia un régimen democrático», señala, seguro de la decisión que ha tomado.


Sin embargo, se siente desilusionado por la actitud que ha adoptado el Gobierno español en este asunto. «No es justo que no hayan admitido a trámite mi petición, porque, antes de viajar a Francia, acudí en dos ocasiones a la Embajada de España en Mozambique, hablé con el embajador y le pedí expresamente asilo. Su única respuesta fue que lo consultaría con sus superiores y que ya me informaría, pero nunca se puso en contacto conmigo», comenta. «Por no haber cumplido el embajador español con su deber, ahora me encuentro con que no admiten mi petición de asilo», añade indignado.


«El Gobierno español se escudó, prosigue el diplomático cubano, en que no habían atendido mi solicitud porque yo no había hecho formalmente la petición, pero el embajador, en ningún momento, me informó de los trámites a seguir, ni puso a mi disposición ningún formulario, como sí lo hicieron más tarde en la Oficina de Asilo y Refugio en Madrid».


Para Menéndez, «es obvio que las autoridades españolas han hecho dejación de sus obligaciones legales a favor de otros intereses que nada tiene que ver con el respeto a los derechos humanos y que no acierto bien a entender».


Pero este diplomático cubano curtido en mil batallas no parece dispuesto a quedarse con los brazos cruzados y ha presentado un escrito ante la Oficina de Asilo y Refugio en Madrid para dejar constancia de su malestar. Así, afirma: «No puedo estar de acuerdo con tal decisión, puesto que es obligación legal de las autoridades diplomáticas tramitar inmediatamente una petición de asilo cuando así es requerido por el solicitante sin más demora. De haber cumplido lo que la ley exige, España sería el país responsable de mi solicitud y la de mi familia, aunque el visado ya estuviera expedido, si bien yo no contaba con él».


Su situación es muy delicada. Carece de papeles y, si fuera detenido, sería deportado a Cuba para enfrentarse a una pena de 20 años de prisión por «traidor, contrarrevolucionario y desertor». «¿Es esto lo que quieren las autoridades españolas? ¿Está el Gobierno de Zapatero, que tanto presume de defender los derechos humanos, dispuesto a permitir que esto ocurra?», se pregunta desilusionado.

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