Una tarde de jueves en una de las puertas de entrada del hospital Juan Ramón Jiménez de Huelva. En la sala de espera para familiares del servicio de Urgencias, una docena de personas charla mientras espera tener noticias de algún allegado que está siendo atendido. Ninguno de ellos es extranjero o inmigrante. Fuera, al fresco de la tarde, unos pocos familiares se fuman las horas de espera con tabaco rubio. Ellos también son españoles.

“Los inmigrantes en absoluto colapsan los servicios de Urgencias. Tampoco en este hospital. Estamos en la media andaluza”, afirma Manuel Herrera, jefe del servicio de Cuidados Críticos y de Urgencias. “Sobre unas 130.000 urgencias que tenemos en el hospital Juan Ramón Jiménez al año, entre un 2% y un 3% pertenecen a inmigrantes”, destaca.

Una mujer marroquí sale de Urgencias. Conduce un carrito de bebé y una niña de unos tres años va con ella de la mano. Otro hijo suyo, de cuatro años, esta siendo atendido dentro. “Estaba mal del estómago. Sólo lo traigo a Urgencias cuando no queda más remedio”, dice.

Tras ella, otra mujer, la boliviana María Eugenia. “Padezco del corazón y alguna otra vez he tenido que venir, pero no mucho”. A su lado, su hija protesta por las declaraciones de algunos políticos que acusan a los inmigrantes de colapsar la sanidad. “Siempre nos echan la culpa a nosotros cuando pasa algo malo”, critica.