El «otro» voto emigrante

ABC, 16-02-2008

POR JOSE LUIS JIMÉNEZ

SANTIAGO. El escándalo conocido el jueves – el pago de un viaje con fondos públicos a una agente electoral socialista – es tan sólo un episodio más en la larga lista del PSOE desde la llegada de Rodríguez Zapatero a la Moncloa, que se acentuó todavía más tras alcanzar Emilio Pérez Touriño la Xunta de Galicia. Fue precisamente en aquellas elecciones autonómicas de 2005 cuando comenzaron las anomalías en la petición del voto en el exterior. En aquellos comicios, decididos por el voto emigrante, el PP vislumbró la larga mano de Hugo Chávez con las sacas de correos procedentes de Venezuela, algunas retrasadas hasta que caducó el plazo de recepción de sufragios. Pero más escandalosa fue, como denunció el diario argentino «Clarín», la llamada telefónica de Zapatero a Néstor Kirchner para que recibiera oficialmente al candidato Touriño y no al todavía presidente gallego, Fraga, al tiempo que consiguió apoyo del mandatario argentino para el PSOE en forma de militantes y logística.

El embajador sin Embajada

En esa campaña ya ejercía como embajador ante las Comunidades Españolas Miguel Cortizo, diputado del PSOE gallego, diplomático sin Embajada y sin tarea conocida, «comisario político» para el PP, y que tras cumplir con su cometido y dejar a Touriño en la residencia oficial de San Caetano, fue «recolocado» en la legación española en Paraguay.

En la senda de Cortizo está la nueva delegada de la Xunta en Argentina, la también diputada María José Porteiro, que tramita procesos administrativos antes realizados por los centros gallegos, y además sirve de «guía para los ministros socialistas que visitan Buenos Aires» – estos días, sin ir más lejos, Elena Espinosa y Jesús Caldera – , según denuncia el PP. Todo, desde un lujoso edificio muy próximo a la sede del PSOE bonaerense.

La siguiente mancha en el currículum socialista fue en mayo del año pasado, pocos días antes de las municipales, cuando la presidenta de la Fundación Galicia Emigración, Pilar Pin, se vio forzada a dimitir tras conocerse que el secretario general del PSOE de Uruguay había repartido cheques asistenciales de la Xunta en un hotel de Montevideo, cuatro meses después de que hubiesen sido concedidas. Para acallar a la opinión pública, Pérez Touriño forzó la dimisión de Pin, que ejerció de eventual cabeza de turco para evitar vergüenzas mayores en el seno del bipartito autonómico.

En aquella misma campaña también se hizo público un correo entre un dirigente socialista en argentina y el candidato de la localidad pontevedresa de Vila de Cruces en el que se habla de la compra de votos por parte de un agente electoral, mediante el pago de «una cantidad fija y luego un incentivo por número de votos recibidos».

Pago a agentes electorales

El último capítulo se está viviendo estos días, después de que el PP revelara que la Xunta pagó un billete de avión por un importe superior a los mil euros a María B. R., una agente electoral del candidato socialista por Muxía (La Coruña), Félix Porto, cargada con una maleta de 30 kilos de propaganda, quince días antes de las pasadas elecciones municipales. La Xunta quiso excusar su actuación aduciendo las «razones humanitarias» de la beneficiada, que viajaba según unas ayudas regladas por la administración autonómica para casos de necesidad, pero cuyo expediente de tramitación se desconoce si existe.

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