La Mina empieza a construir pisos sociales para realojar a 350 familias
El Periodico, , 16-02-2008El barrio de La Mina, símbolo en el pasado de los guetos sociales y urbanos surgidos durante el franquismo en el entorno de Barcelona, avanza con paso firme hacia un futuro que pocos podían prever hace menos de una década. Ocho años después de iniciar la ejecución de un plan de transformación sin precedentes, el consorcio administrativo que impulsa la reforma acomete uno de los momentos claves del proceso: la construcción de 412 viviendas sociales, la mayor parte de ellas para realojar a vecinos del propio barrio.
Tras una primera fase de reurbanización, con la nueva rambla como eje central, de construcción de equipamientos y de instalación de ascensores, La Mina ofrece una imagen muy diferente a la de hace poco tiempo. Lo que era un espacio escondido e incomunicado en la frontera entre Sant Adrià de Besòs y Barcelona, estrenará este verano una parada de tranvía en pleno corazón del barrio. Las vías se están instalando a lo largo de la rambla, que atraviesa el núcleo urbano de montaña a mar hasta la calle de Taulat, y que en un futuro cruzará también el campus interuniversitario del Besòs.
BIBLIOTECA Y PARROQUIA A
ambos lados de la nueva arteria cívica aparecen edificaciones de reciente cuño, como el CEIP Mediterrània, la comisaria de los Mossos d’Esquadra y la gran biblioteca y la nueva iglesia católica, que están a punto de inaugurarse. También destacan grandes solares vacíos donde antes había antiguos equipamientos o casas que se han derribado. En siete de estas parcelas se construirán los pisos de protección. Los primeros en ejecutarse acogerán a las 240 familias que viven en el conocido como bloque Venus, un mastodóntico edificio de los años 70 – – marca de la casa – – que desaparecerá para dejar paso a un equipamiento.
El resto de realojados, hasta llegar a 350 familias, residen en tres bloques aún más grandes entre las calles de Mart, Llevant y Estrelles. Tal es su longitud que solo se derribarán secciones verticales de pisos para dividirlos en partes separadas. Esta opción, que depende de un estudio técnico que la avale, permitirá que dejen de ser una barrera física en forma de muro.
Siguiendo la filosofía de la reforma, en la que las actuaciones urbanísticas se combinan con las sociales, los realojados dispondrán de un programa de atención personalizada. También se ha constituido una comisión de información y seguimiento con la asociación de vecinos, y una representación de las entidades y de la comunidad gitana.
DIVERSIDAD ARQUITECTÓNICA
Los pisos los construirá el Incasol (empresa pública dependiente de la Generalitat) y para cada una de las siete parcelas se ha encargado un proyecto edificatorio diferente, en pos de romper la uniformidad arquitectónica que caracteriza a La Mina.
Con el mismo objetivo, pero en referencia a la también excesivamente homogénea composición vecinal del barrio, se alternarán los solares de viviendas sociales con los reservados para los 712 pisos a precio de mercado libre que prevé el plan. Algunos ya están acabados, como las promociones de alto nivel ubicadas entre las calles de Taulat y de Llull.
“En La Mina no sobra gente, sino que falta”, resume el segundo teniente de alcalde de Sant Adrià, Joan Callau. “Es un concepto que costó asimilar, pero que explica muy bien el espíritu del plan”, concluye.
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