"Las mujeres están siendo el verdadero motor de los cambios en la comunidad"
Diario de noticias de Alava, , 16-02-2008vitoria. La asociación Gao Lacho Drom y la Fundación Secretariado Gitano han puesto los cimientos para facilitar que la etnia gitana se introduzca en el mercado laboral. Ahora, tal y como afirma Rosa Romero, esta primera pieza ha generado un “efecto dominó”. “La gente ve que sus vecinos mejoran su calidad de vida, arreglan su casa y pueden irse de vacaciones. Se miran en este espejo, y se animan a dar un paso al frente”.
¿Cuáles son los retos de la comunidad gitana frente al mercado laboral?
El trabajo es un pilar básico, pero tiene que estar muy unido y relacionado con otros ejes fundamentales: la vivienda, la situación familiar y, sobre todo, la educación, que constituye el paso previo al empleo. ¿Cómo vas a hablarles de mercado laboral cuando, por ejemplo, viven en una infra vivienda y sus hijos están sin escolarizar?". La cuestión de la inserción laboral está inevitablemente ligada al resto de situaciones que debe afrontar la comunidad. Desde la asociación, llevamos a cabo un trabajo muy individualizado y teniendo en cuenta siempre a la familia: es fundamental lograr un cambio de mentalidad y conseguir que la población adquiera ciertos hábitos.
¿Hay aún quien mira el trabajo con reparos?
Hasta hace no tanto, había muchos padres que no sentían la necesidad de que su hijo accediera al mercado laboral. Por tanto, no apoyaban que asistieran a nuestros cursos de formación. Era más cómodo y fácil estar por la calle, en la cama, o en casa. Yo recuerdo que, a menudo, cuando hablabas con chavales del colegio un poco rebeldes para que se aplicaran, te decían: ¡Pero si yo, cuando me case, voy a donde la asistenta y me da la ayuda…! Ese tipo de frases ya no se escuchan. El hecho es que se está dando un efecto espejo. Cuando ven que otras familias pueden arreglar la casa, comprarse un coche o irse de vacaciones, se animan a buscar empleo. Antes, como mucho, se iban de vacaciones con la furgoneta. Ahora van a hoteles. Y eso genera un efecto dominó
¿Quizá las mujeres, más ligadas al trabajo en el hogar, lo han tenido aún más difícil?
Hubo que luchar mucho. Sobre todo, para convencer a los suegros, que no veían con buenos ojos que la mujer de su hijo trabajara fuera de casa. Sin embargo, la incorporación de la población femenina al mercado laboral ha dado la vuelta a la tortilla. Ha supuesto que toda la familia, incluido el marido, se empiece a implicar más en las tareas del hogar.
La mayoría de últimos contratos firmados a través del programa de inserción corresponden a la población femenina…
Las primeras que empezaron a salir del cascarón fueron las abuelas. Las mujeres están siendo, sin duda, el motor de los cambios que se están dando en la comunidad gitana. El hombre sigue siendo la voz de la casa, pero quien verdaderamente dirige la vida de la comunidad son ellas. Este año han entrado dos en la universidad, y el año que viene empezará seguramente otro chico.
La ‘educación’ es la palabra constante cuando se habla de afrontar los retos de la población gitana…
Por supuesto. El principal reto es alcanzar el mismo nivel que el resto de la sociedad, porque todavía se está muy por debajo de la media. El futuro de la comunidad está en la formación. Una vez que demos ese paso, lo demás rodará por sí solo.
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