Viajar "fichado"

Deia, , 15-02-2008

La iniciativa de la Comisión Europea de “fichar” a todos los viajeros de terceros países a través de datos biométricos y otras técnicas roza la incuestionable libertad del individuo por la que dice velar la UE y la necesaria privacidad de los datos.

sI el comisario europeo de Justicia, Seguridad y Libertades de la UE, Franco Frattini, pretende detectar la honradez de los viajeros de terceros países que quieren entrar en la UE a través de la lectura del iris… lo tiene muy difícil. La Comisión Europea acaba de plantear la posibilidad de que todas aquellas personas que deseen entrar en alguno de los países que conforman la Unión se vean obligadas a pasar un control que les exigirá dar sus datos biométricos, con escáneres de rostro o análisis del iris, entre otras medidas. La propuesta viene a incidir de forma directa en la necesidad de incrementar los niveles de seguridad en el tránsito y la permanencia de viajeros no pertenecientes a la UE en territorio comunitario. De esta forma, los datos obtenidos en estos controles permitirán a las autoridades saber si un viajero entra y sale de un determinado país de la UE cumpliendo el tiempo legal de estancia o si supera este límite, convirtiéndose en una estancia fuera de la legalidad. Además, y éste es el fundamento real de la ambiciosa medida, los controles buscarán a aquellos viajeros que tengan la intención de alterar la seguridad interior de todos los países de la Unión. De ahí que Frattini distinga entre personas honradas y supuestos delincuentes. Una diferenciación que roza, sin embargo, los límites sagrados de la libertad del individuo. Las primeras quejas llegaron apenas horas después de la presentación de la iniciativa desde el seno del propio Parlamento Europeo, en el sentido de resaltar la cautela y la exquisitez necesarias para aplicar los controles con respeto al individuo y, sobre todo, a la confidencialidad del tratamiento posterior de los datos obtenidos en los controles. Preocupa, y mucho, que el escáner o el lector de iris incomode o marque al viajero no europeo, e inquieta, de esta misma forma, que los datos obtenidos en los controles puedan terminar en manos de esas personas a las que Frattini cataloga como no honradas. Estados Unidos siempre se ha adelantado a la hora de poner su seguridad como territorio por delante de la del individuo, más si éste no es nativo. El 11-S marcó un antes y un después para tomarse en serio este tipo de iniciativas. En Londres, los movimientos de células islamistas que pretendían derribar aviones en pleno vuelo también dispararon las alarmas en el seno de la UE. Y estas medidas de control responden a todos estos disparates que han colocado la prevención del terrorismo internacional como prioridad absoluta. Por ahora, hay un anuncio de medidas que podrían entrar en funcionamiento en el año 2015. Hasta ese momento, las autoridades europeas deberán afinar al máximo la eficacia de las medidas de control y, sobre todo, argumentar con seriedad que nunca convertirán en posibles puertas abiertas al control indebido de datos confidenciales que desarmen la seguridad que se pretende.

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