POLÍTICA
La tensión se instala en la precampaña
El PSOE teme un exceso de confianza de sus bases y busca movilizarlas alertando del peligro de la «derecha extrema»
El Correo,
15-02-2008
«Nos conviene que haya tensión». Sin pretenderlo, José Luis Rodríguez Zapatero ha desvelado uno de los principales temores que reina en el PSOE: la desmovilización de su electorado. Fue el pasado lunes. Al acabar la entrevista que le realizó Iñaki Gabilondo, el periodista y el candidato socialista mantuvieron una pequeña charla pensando que los micrófonos estaban cerrados. Se equivocaron. La conversación salió a la luz. El PP acusó ayer de favorecer la «crispación» al presidente del Gobierno, quien aseguró que se refería a «tensión electoral».
Las encuestas sitúan al PSOE por delante en las encuestas ante los comicios del 9 de marzo, aunque de forma muy ajustada. Además, esos mismos sondeos reflejan que Zapatero está mejor valorado por la ciudadanía que Mariano Rajoy. Pero los socialistas son conscientes de que para asegurarse la victoria necesitan una amplia movilización de su electorado, evitar que un exceso de confianza les invite a quedarse en casa. Por ello intentan crear, con las armas a su alcance, un clima que favorezcan esa situación.
La diferencia entre los dos grandes partidos ronda los tres puntos a favor del PSOE, según los más recientes trabajos demoscópicos. Zapatero sacó a Rajoy casi cinco puntos hace cuatro años y sólo obtuvo 16 diputados más. El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, explicó ayer sin ambages en Punto Radio su estrategia de campaña: «Necesitamos que se vea que realmente hay un riesgo de que muchas cosas que se han conseguido vuelvan hacia atrás. Tenemos un electorado proclive a quedarse en casa y necesitamos todos los votos que podamos conseguir».
El PP tiene a sus bases en plena movilización, en tensión, tras cuatro años de repetidas y multitudinarias manifestaciones contra la política del Gobierno. Más del 90% de las personas que apoyaron a Rajoy en 2004 repetirán el 9 – M, sostienen las encuestas. Zapatero, por contra, no ha fidelizado a los suyos hasta ese extremo: sólo un 65% de los que le votaron tiene claro que volverá a hacerlo. Cerca de tres millones de papeletas están en el aire. Por tanto, si el PSOE no logra agitar a sus simpatizantes, llevarles en volandas hasta las urnas, corre el riesgo de perder las elecciones. «Hay que decir a los militantes y a los que quieren que siga un Gobierno del PSOE, que nada está ganado», subrayó ayer Zapatero en Onda Cero.
Cambiar el rumbo
Los socialistas han optado por explotar el miedo, el fantasma de «que viene la derecha». Para atraer a sus votantes indecisos que nunca apoyarán al Partido Popular, pero pueden refugiarse en la abstención, se han volcado en vincular la imagen del PP con una «derecha extrema» controlada por los sectores más radicales de la Iglesia, que va a recortar derechos y libertades, como la Ley de Igualdad o los matrimonios homosexuales. Probablemente, Zapatero se refería a esa «tensión». «A partir de este fin de semana, voy a dramatizar», añadió en su descuido televisivo, según algunos medios. Fuentes de La Moncloa negaron que pronunciara esa frase.
«Tenemos que insistir en que, aunque hayamos cometido errores, la victoria de Rajoy supondría el triunfo del pasado», dice un miembro del partido, que también pide a la dirección que «se ponga la pilas» y «tome el rumbo de la situación».
Y es que, a menos de un mes para la cita con las urnas, el PSOE no acaba de encontrarse cómodo en la campaña. Algo que sí ha logrado el PP con sus planes sobre inmigración y delincuencia. Las propuestas socialistas en materia fiscal o de ayudas no han generado un entusiasmo feroz. Además, ha encontrado problemas a la hora de ‘vender’ su gestión. En materia antiterrorista, el fracaso del proceso de paz juega en su contra, pese a las numerosas detenciones realizadas los últimos meses, sin contar con el efecto que pueda tener un hipotético atentado. El panorama económico, con la inflación disparada y el paro al alza en los últimos meses, tampoco es el mejor. En todo caso, la preocupación del PSOE no se ha transformado en angustia. «Siempre habrá algún obispo o un Cañete que recuerde a los indecisos por qué nos tienen que votar», afirma con cierta ironía un dirigente socialista.
El PP explotó ayer el ‘lapsus’ de Zapatero. «Se le ha visto el plumero. Es realmente impresentable que nos acuse de crear crispación cuando él intenta crear tensión para ganar votos», declaró la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre.
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