CRISTINA DE LA HOZ

ENVIADA ESPECIAL

BERLIN. El candidato popular a la presidencia del Gobierno propuso ayer a la canciller alemana, Angela Merkel, la posibilidad de articular para el ámbito europeo el «contrato de integración» al objeto de que los inmigrantes conozcan «los principios y valores» de la UE y se ofrezca, a cambio, «legalidad frente a ilegalidad», «orden frente a desorden» y «defensa de la dignidad de los ciudadanos frente a la discriminación y los guetos».

Rajoy defendió que «es preciso una política común de inmigración» basada en los siguientes principios: cuando sea necesaria para los países europeos, legal y ordenada, que apueste por la integración y que luche contra las redes ilegales. Además, anunció que, de ganar las elecciones, trabajará para simplificar y unificar el modelo normativo de la unión en la gestión y control de fronteras, en la concesión de visados, a la hora de expulsar a los ilegales delincuentes así como a la de «atribuir derechos, oportunidades y deberes», en los criterios de reagrupación familiar y, por último, en lucha contra las redes de explotación.

Igualdad de derechos

De este modo trasladaba el líder del PP la que se ha convertido en una de sus propuestas estrella a un país que ya dispone de una especie de contrato propio (al igual que Francia, Reino Unido y Holanda), pero que en estos momentos pasa por un conato de crisis con Turquía a cuenta del trato que se da a la inmigración procedente de este país. Rajoy alegó que ese contrato de ámbito europeo «es bueno para quienes vengan y para los europeos, además de consagrar la igualdad de derechos» entre los ciudadanos.

Además, apostó por vincular las políticas de ayuda al desarrollo con la inmigración, de modo que se dé prioridad a los países emisores que luchen contra las redes ilegales de tráfico de seres humanos y faciliten la repatriación.

«Pretendo dar la batalla en la UE y no ser un mero comparsa», dijo a modo de declaración de intenciones al presentar esta propuesta en Berlín después de reunirse por espacio de media hora con la canciller alemana. De hecho, aseguró que a Merkel «le ha parecido muy interesante» la propuesta.

Cuestiones como el derecho de voto de los inmigrantes quedan aparcadas. Interrogado Rajoy al respecto, dijo no estar a favor de ampliar este derecho a nadie salvo a los comunitarios, «lo que no quiere decir que no apoye un planteamiento común en Europa», subrayó.

En una comparecencia ante los medios de comunicación en la sede del partido liderado por Merkel, la CDU, dijo que «sinceramente, me traen sin cuidado» las acusaciones de xenofobia que le han lanzado desde el Gobierno. Atribuyó estas «descalificaciones» a que los socialistas «no tienen una idea ni una política definida».

Con la visita de ayer, el presidente del PP completaba el objetivo marcado de recabar el apoyo de dos de los grandes líderes europeos, Sarkozy, por una parte, y Merkel, por otra. Ambos, junto al primer ministro holandés, Jean Peter Balkenende, «me han manifestado sus mejores deseos. Me presento (a las elecciones) con el apoyo del corazón de Europa» subrayó.

Rajoy destacó la buena situación económica por la que pasa Alemania, con creación de empleo y una inflación muy por debajo de la española (2,2 por ciento) lo que sitúa la cesta de la compra en niveles envidiables para los españoles. El litro de leche que en nuestro país ha llegado al euro, no alcanza los 0,70 céntimos de euro en Alemania, según dijo el líder del PP.

Fórmula de Gobierno

Pero a pesar de su entusiasmo por Alemania, su fórmula de gobierno, de gran coalición con los socialistas, no parece entusiasmarle. A su juicio no es «ni necesario ni conveniente» un frente común PP – PSOE. Apuntó que «todos los países son distintos» y que en Alemania no existía otra alternativa «y las cosas funcionan bien», aunque es de la opinión de que la situación ideal es aquella por la que existe un Gobierno «y alguien hace oposición y plantea alternativas». Otra cosa, dijo, es recuperar una serie de consensos para lo que telefoneará al PSOE en caso de ser el nuevo inquilino de la Moncloa, cosa que, «Zapatero ya ha dicho que no va a hacer».