«La frontera exterior de Bélgica es España, es Polonia, es Finlandia», decía ayer un experto de la Comisión Europea para defender el plan que pretende fortificar y, sobre todo, unificar los confines del Espacio Schengen.

Tras años de intentos para involucrar a los centroeuropeos en la lucha contra la inmigración ilegal, la Comisión propone ahora la creación de una fuerza paneuropea de control del límite meridional de la UE (EUROSUR) con guardias multinacionales – los desocupados belgas, por ejemplo, serían más útiles en Sicilia o en Cádiz – y una red de vigilancia por satélite e intercambio de información entre los estados miembros y Frontex, la agencia europea de fronteras. El sistema debería estar centralizado y, como el resto de los controles, utilizar una única tecnología para luchar contra la inmigración ilegal y compartir los registros con los datos digitalizados – huellas dactilares, nombres y fotografías – de todos los ciudadanos extracomunitarios, con o sin papeles, en la UE.

«No puede ser que ser las mafias, los traficantes o los terroristas utilicen mejor tecnología que nuestra policía, y por eso tenemos que mejorar nuestras capacidades», explicó ayer Franco Frattini, comisario de Justicia, en la presentación de sus Ideas para el debate entre los Veintisiete.

Algunas medidas, como la coordinación de patrullas, no necesitarán más que una decisión puramente operacional y se pueden desarrollar este año. Para aplicar el fichaje de los extranjeros, en cambio, la Comisión aún deberá hacer propuestas legislativas para su aprobación entre los estados miembros y el Parlamento Europeo. Frattini reconoció que los controles de entrada a la estadounidense podrían funcionar, como pronto, en 2015.