Dos reclutas piden la baja tras ser agredidos por soldados ecuatorianos de estética «Latin King»

ABC, 13-02-2008

E. VILLAREJO/P. CERVILLA

VALENCIA/MADRID. Dos jóvenes españoles aspirantes a soldado alumno de la Escuela de Técnicas de Seguridad, Defensa y Apoyo (Etesda) de Zaragoza pidieron voluntariamente la baja en el Ejército tras recibir una paliza por parte de un grupo de quince compañeros de origen hispanoamericano «que alardeaban de pertenecer a la banda de los Latin King y que exhibían con orgullo sus tatuajes jerárquicos».

Así lo relata José Javier Ortega, uno de los dos jóvenes zaragozanos víctima de este caso de «mobbing» dentro del Ejército, un suceso que enlaza de forma directa con uno de los mayores desafíos a los que hace frente la institución, la integración entre soldados de diferentes nacionalidades. «Sobre su pertenencia al Ejército del Aire, aseguran que están en él para conseguir la nacionalidad española y que en caso de conflicto con sus respectivos países desertarían y se pondrían del lado de los suyos», relata el joven.

Los hechos sucedieron justo antes de la medianoche del pasado 24 de enero, cuando el joven aspirante a soldado alumno de la Etesda y otro compañero, también zaragozano, acudieron al cuartel tras dar un paseo por la ciudad. «Llevaban días provocándonos, insultándonos y amedrentándonos sin que nadie les apercibiera de ello. Nos decían que éramos racistas. Ésa era la excusa que se buscaron para agredirnos».

Según el relato de José Javier Ortega, quien recibió la mayor parte de los golpes, «los agresores no ocultan su filiación a las bandas de los Latin King, tienen tatuajes alardeando de que son reyes latinos».

«Puñetazos y patadas»

El otro joven español, que prefiere no revelar su identidad, intervino para defender a su compañero. «Recibimos puñetazos, patadas… No me merecen ningún respeto, ni tampoco miedo».

Ataviados con el uniforme militar, los agresores (la mayoría de origen ecuatoriano, también había alguno procedente de Colombia y algún español con origen en Canarias) pertenecen al ciclo de Formación Específica Fores, futuros policías aéreos. Sus víctimas pertenecían al ciclo de Formación General Militar Forgem, también de la Etesda, centro de formación del Ejército del Aire cuyas enseñanzas están relacionadas con la seguridad de bases aéreas e instalaciones, la defensa aérea basada en tierra, la defensa terrestre y el apoyo a las operaciones aéreas.

Desde el Ejército del Aire confirmaron los hechos, aunque aclararon que «los jóvenes agredidos habían protagonizado anteriormente algún altercado y habían sido sancionados por ello».

Además, definieron la trifulca como «un pequeño enfrentamiento» propio de «un ambiente tenso que se vivía entre dos grupos que no se llevan bien». También negaron cualquier tipo de acoso o situación de persecución por parte de ninguno de los soldados a los jóvenes agredidos.

Según confirmaron fuentes cercanas al caso, los agresores son conocidos en ese centro de formación perteneciente al Ejército del Aire por sus comportamientos agresivos y racistas contra los españoles. «Uno de los agresores, además de presentar en su cabeza diversas señales fruto de peleas callejeras, lleva tatuado en el dorso de sus manos, a la altura de los dedos, las palabras «latin king», tatuaje que luce sin reparo alguno y que se le debió pasar por alto al facultativo de Defensa que le hizo el reconocimiento médico antes de su incorporación a filas».

Tras la reyerta, en la que tuvo que intervenir un sargento para separar a los jóvenes de entre 19 y 21 años, los dos soldados españoles y otros dos hispanoamericanos hicieron frente a un arresto de catorce días en la habitación. «Sólo detuvieron a dos de ellos cuando algunos mandos vieron que eran más», destaca uno de los reclutas agredidos.

El suceso culminó con la baja voluntaria de los dos aspirantes a soldado españoles a los que, según su versión, sus mandos les conminaron a no denunciar lo sucedido. Como resultado de la pelea, José Javier Ortega presentó diversos hematomas corporales fruto de las patadas y puñetazos que recibió.

Su amigo apenas sufrió lesiones. «Nos mandaron al médico del Ejército; hizo un parte de lesiones, que se quedó».

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