24 de junio de 2007. Un ataque terrorista provoca la muerte de seis militares españoles en el Líbano, tres de ellos originarios de Colombia: Jeferson Vargas Moya (21 años), Jackson Castaño Abadía (20) y Juan Ericson Posada (20). Este trágico suceso sirve para ilustrar sobre el terreno la idiosincrasia del Ejército actual, que, despojado de la mili, nutre parte de su tropa con inmigrantes de nacionalidades hispanoamericanas, principlamente de Ecuador y Colombia. Basta con visitar el portal www.soldados.es para encontrar un reclamo: «Tropa y marinería. Los extranjeros pueden optar a 322 plazas de las 2.508 disponibles en el Ejército de Tierra y la Armada». Después de que en diciembre de 2004 el Gobierno aumentara el cupo de extranjeros en el Ejército, cuyo máximo pasó del 2 al 7 por ciento, no se trata de una porción reservada. Mientras no obtengan la nacionalidad española, se les cerrará el paso a la categoría de suboficiales y oficiales con mando. En 2006, los soldados extranjeros representaban el 3,57%, dentro de una platilla de profesionales de tropa y marinería de 74.002.