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Nuestros inmigrantes

La Voz de Galicia, 13-02-2008

Con independencia del debate preelectoral, de las argumentaciones políticas de cualquier signo, parece que es muy necesario hablar de la situación de los inmigrantes en España, porque son nuestros inmigrantes. La mayor parte suelen ser personas con circunstancias humanas difíciles, integrados en una familia, con problemas económicos y sociales; muchos tienen dificultades lingüísticas y deben aprender el español. Todos comen, duermen y necesitan vestirse cada día. Unos tienen más oportunidades que otros, están en situación legal, consiguen un buen trabajo y unos ingresos algo dignos. Pero estar legal no es garantía de trabajo, solo de alguna asistencia social. Otros están en situación ilegal, no consiguen trabajo o es bastante indigno y los recursos económicos no les llegan para vivir. Hay otros que están legalmente en España porque son ciudadanos europeos, pero no tienen derechos para trabajar legalmente y viven como pueden. Y hay otro sector que está o viene a España a cometer delitos, violentos o no, como nuestros delincuentes autóctonos.

Creo que esta somera descripción es suficiente como para llegar a la conclusión de que las Administraciones públicas españolas deben hacer algo. Es necesaria una política de inmigración que tenga en cuenta la situación actual y el posible futuro. Una política global de integración, en la que casi todas las posibles circunstancias estén previstas. Prever qué se va a hacer con esa persona que no es devuelta a su país. No se puede dejar abandonada en una ciudad cualquiera de España para que se busque la vida, porque al final necesitará ser atendido por alguna organización caritativa, casi siempre Cáritas, que le dará de comer, de vestir, de dormir y le proporcionará conocimientos para sobrevivir en España.

No se trata aquí de dar las fórmulas, sino de defender la necesidad de hacer algo, de constituir una comisión de expertos o de sabios, un comité o lo que se quiera. Cualquier cosa menos taparse lo ojos y negar la realidad. Ya hay suficiente experiencia en varios países europeos sobre los problemas que presenta la inmigración cuando no hay previsión ni política adecuada de integración global. Estamos todavía a tiempo que no caer en los mismos errores, de que no se reproduzcan los mismos conflictos o enfrentamientos.

También es cierto que no se debe hacer política con la inmigración. Pero no se debe hacer en el sentido de utilizar sus votos y engañarlos, de ofrecerles ventajas que no van a tener, de olvidarse de ellos una vez pasadas las elecciones. Y sí se debe hacer política, y campaña electoral, con la inmigración para competir con las mejores medidas, las mejores soluciones, los mejores proyectos.

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