MUNDO
Alarma en Dinamarca tras frustrar la Policía el asesinato del autor de las viñetas de Mahoma
Los agentes detuvieron a un danés, de origen marroquí, y a dos tunecinos cuando planeaban atentar contra Kurt Westergaard y su familia Las caricaturas causaron graves disturbios tras ser publicadas en 2005
El Correo,
13-02-2008
La herida provocada por las famosas caricaturas de Mahoma en diferentes periódicos europeos sigue abierta. El mundo musulmán no ha perdonado a todos los que, desde su punto de vista, ofendieron al profeta al publicar el 30 de septiembre de 2005 unas viñetas satíricas sobre él en un diario danés. Esas imágenes dieron la vuelta al mundo y se reiteraron en otros medios del Viejo Continente.
Una provocación para los mahometanos, que generó un espiral de violencia y distintas amenazas para los responsables de parodiar al fundador del islam. Esas graves advertencias integristas se hubieran llevado a cabo, sino llega a ser por la eficacia y la intervención de los servicios de Inteligencia danesa. Ayer mismo la Policía anunció la detención de tres personas – un danés de origen marroquí y dos tunecinos – cuando planeaban atentar contra uno de los dibujantes del rotativo ‘Jyllands – Posten’ y coautor de las caricaturas.
Los arrestos fueron de carácter «preventivo», según el jefe de los servicios secretos daneses (PET), Jakob Scharf, porque se efectuaron cuando los presuntos terroristas se encontraban «en la fase inicial» de los preparativos para asesinar a uno de los doce dibujantes que parodiaron a Mahoma. Al danés detenido sólo se le inculpa de sospechoso por violar las leyes contra el terror. Por eso, tras prestar declaración será puesto en libertad al no haber suficientes pruebas en su contra. Con respecto a los otros dos presuntos terroristas, serán expulsados del país, pero hasta entonces permanecerán retenidos en Dinamarca.
La decisión de la Inteligencia danesa no fue acogida con agrado por la dirección del ‘Jyllands – Posten’. Su director, Carsten Juste, indicó en la edición digital que «había planes muy concretos para asesinar a Kurt Westergaard». La identidad del caricaturista amenazado no fue revelada por las fuentes policiales, pero desde hace meses Westergaard, de 73 años, y su mujer Gitte, de 66, viven bajo protección oficial. «Se demonizó a un dibujante que siempre ha sido profesionalmente escrupuloso y ha trabajado con respeto a las leyes y el código deontológico daneses», recalcó enfadada la dirección del rotativo.
«Sembrar la locura»
El propio afectado declaró que conocía de los planes que existían contra él, pero que más que temor sentía «ira e indignación». La razón de su enfado se debe al hecho de que hayan abusado de su persona «para sembrar la locura». A este sentimiento de furia se sumó su preocupación de que las «malsanas» repercusiones de su dibujo puedan durar «para el resto» de su existencia. «Es triste, pero se ha convertido en algo crucial para mi vida», lamentó.
El pánico de Westergaard resulta razonable, ya que desde que caricaturizó al fundador del islam en 2005 se desató una espiral de barbarie que dura hasta hoy. Sus viñetas pasaron en un principio desapercibidas, pero meses después salieron a la luz de todos los medios. Uno de los dibujos ofrecía una pintoresca visión de Mahoma como un hombre de aspecto barbudo y siniestro, que llevaba una bomba en su turbante. Pero la viñeta que causó más ruido de los publicados por el rotativo danés fue en la que se le esbozaba con turbante en forma de bomba y una mecha encendida.
En el mundo occidental estas caricaturas son vistas con normalidad, pero en el mundo musulmán se considera una ofensa la representación en imágenes del profeta Mahoma. La reacción islámica no se hizo esperar y el enfado se tradujo en más de un centenar de muertos en distintos países. Las condenas empezaron a llover de todas partes: Irán, Pakistán, Afganistán, Egipto, Jordania y la Organización de la Conferencia Islámica, entre otros. Alrededor de 300 personas se manifestaron frente a la Embajada de Dinamarca en Siria. La reclamación era un boicot a los productos daneses hasta que el país no formulase una disculpa en en el periódico ‘’Jyllands – Posten’. El Movimiento de la Resistencia Islámica (Hamás) también se unió a las protestas.
Una ola de violencia
El miedo sobrevoló en la sociedad danesa, donde varios ciudadanos se concentraron en diferentes actos en la plaza del Ayuntamiento de Copenhague con pancartas en las que se podía leer «perdón». El primer ministro danés, Anders Fogh Rasmussen, también tuvo que dar la cara en una entrevista que emitió la cadena Al – Arabiya. «Nosotros respetamos mucho todas las religiones, incluido el islam. Es importante que diga que Dinamarca no tiene intención de dañar al islam», comunicó al mundo musulmán.
Sus declaraciones no calmaron los ánimos, sino que avivaron el fuego. Los paquistaníes salieron en masa a la calle para condenar la publicación de las viñetas. De hecho, Dinamarca se vio obligado a retirar temporalmente a su embajador en el país asiático, Bengt Wigotski. Y dos días después de cerrar su Consulado y el Gobierno de Copenhague clausuró su representación diplomática en Islamabad por los violentos incidentes. En un intento por frenar esta ola de violencia, 140 legisladores federales y líderes radicales islámicos fueron arrestados en tres ciudades del país. En las continuas manifestaciones se saquearon iglesias, murieron niños y se segó la vida a más de cien personas en defensa de Mahoma.
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