Más de mil personas acudieron a la asamblea celebrada ayer en Pontevedra

La casa de la cultura del barrio pontevedrés de Monte Porreiro se quedó ayer pequeña para acoger a los más de mil asistentes que acudieron a la llamada de la asociación El Mirador para decidir qué medidas tomar contra el realojo de tres familias gitanas procedentes del poblado marginal de O Vao (Poio). Después de más de una hora y media de reunión, los participantes decidieron ejecutar una serie de medidas que podrían ampliar en un futuro con movilizaciones «más contundentes», según explicó el portavoz del colectivo convocante, Ángel Mario Lago. Por el momento, las actuaciones consistirán en tres manifestaciones para las que los vecinos de Monte Porreiro pidieron el apoyo de todas las federaciones y asociaciones pontevedresas.

La primera de estas marchas discurrirá por las calles del barrio desde el instituto Luis Seoane, que se encuentra cerca de las viviendas de realojo, y acabará frente a otra de las casas de los gitanos de O Vao.

La asamblea decidió también una manifestación frente al Concello de Poio, municipio en el que se encuentra el poblado marginal, considerado uno de los supermercados de la droga del sur de Galicia. También habrá concentraciones ante la Xunta y se solicitarán entrevistas con responsables de Vivenda y la Subdelegación del Gobierno.

Presión a los partidos políticos

Estos vecinos apostaron también por solicitar la composición familiar de los adjudicatarios gitanos de las viviendas, estudiar posibles irregularidades legales del proceso de concesión de las casas y remitir una queja ante el Valedor do Pobo. Por último, los vecinos de Monte Porreiro, que contaron con el apoyo de habitantes de Poio y Caritel (Ponte Caldelas), otros dos lugares donde hay realojados gitanos de O Vao, acudirán a los consellos escolares y centros educativos para pedir que se unan a sus protestas, que son «contra la droga y no por motivos racistas», según los organizadores.

Los asistentes a la asamblea llegaron a plantear incluso la petición de voto en blanco en las próximas elecciones como medida de presión a los partidos políticos para reclamar una mayor implicación de estos en el conflicto. Por otro lado, estos vecinos ya han protagonizado en días pasados varias protestas, tanto en su urbanización como a las puertas del Ayuntamiento pontevedrés.

Esta no es la única oposición que ha encontrado el alcalde de Poio, el nacionalista Luciano Sobral. En Ponte Caldelas, su homólogo, el popular Perfecto Rodríguez, hizo ayer pública su decisión, como ya hizo el regidor pontevedrés Miguel Anxo Fernández Lores, de instar a Sobral a que cesen los realojos en su municipio. Opina que Sobral está «invadiendo competencias en materia de servicios sociales fuera de su ámbito territorial». Rodríguez cree que para una actuación de este tipo debería haber intervenido la Xunta , y siempre «dando audiencia» al Concello, como al parecer no ha sido el caso.