MARÍA Merino es una de las últimas incorporaciones de Fuensocial. A pesar de su oligofrenia, en tan sólo un día ha aprendido a encuadernar libros, una de las actividades que se realizan en el centro ocupacional de la asociación para fomentar la integración social de las personas con discapacidad intelectual en edad laboral. Su hijo hace tiempo que acude al centro, ubicado en el Parque de los Naranjos de Fuengirola. Como ellos unas 300 personas se benefician diariamente de la actividad que lleva a cabo Fuensocial, una asociación de padres de personas con discapacidad física, intelectual y/o sensorial que atiende a este sector de la población desde los primeros meses de vida hasta la edad adulta desde que se constituyera en 1982.

En estos 26 años ha obtenido numerosos premios y ayudas que avalan su compromiso asistencial, educativo y sanitario. Los último, de manos de la Fundación Solidaridad Carrefour, que aportó 30.000 euros, y de la Mancomunidad de Municipios de la Costa del Sol, que le otorgó un cheque de más de 4.000 euros. Estos fondos servirán para culminar uno de sus sueños: la terminación de un centro de desarrollo infantil y atención temprana que dará cobertura a la población de 0 a 16 años procedente de Fuengirola y los municipios cercanos.

La construcción del edificio está bastante avanzada, pero todavía no hay fecha de inauguración. La directora del centro, Mercedes Campoy, explica que cada ladrillo y cada puerta es fruto de la solidaridad. Las baldosas del edificio, situado a tan sólo 50 metros de la sede del colectivo, son diferentes en cada habitación porque diferentes son las empresas que las han donado.

Más espacio

El nuevo edificio, provisto de dos plantas y una buhardilla, permitirá separar a la población que acude al centro de día y la residencia de adultos, de la población infantil. Además, servirá para cubrir la falta de espacio de la actual sede, donde también se aprecia el apoyo de los fuengiroleños, muchos de ellos extranjeros residentes que han colaborado en el crecimiento del centro, como es el caso de la fundación finlandesa Femine Conmemoration, que se encargó del actual taller de encuadernación donde trabaja María. De hecho el edificio es fruto del trabajo de numerosos vecinos que ayudaron con sus propias manos a construirlo. «Vinieron médicos, abogados, amas de casa y hasta niños para echar una mano en las obras», recuerda Campoy.

Los diferentes conciertos que mantiene Fuensocial con la Junta de Andalucía, el Ayuntamiento de Fuengirola, la Universidad de Málaga, y el Hospital Costa del Sol, hace que la asociación pueda desarrollar numerosas actividades, desde el desarrollo infantil y la atención temprana con un equipo multidisciplinar de 41 psicólogos, estimuladores psicomotrices, logopedas, fisioterapeutas y trabajadores sociales, hasta la residencia para adultos con capacidad para 14 personas que pronto albergará a nueve más cuando el otro edificio esté acabado. Personas como Lucien, el primer residente, que tras morir sus padres en Torremolinos encontró una nueva familia en el centro, así como un trabajo, la cerámica, que le mantiene ocupado gran parte del día.

Voluntariado

Mercedes Campoy explica que hay otros problemas también difíciles de solucionar. «La burocracia nos abruma y necesitamos ampliar el número de administrativos. El problema es que cada vez hay menos voluntarios que dediquen parte de su tiempo a realizar una labor desinteresada. En estos momentos sólo hay tres», comenta. Es difícil encontrar a personas con el nivel de compromiso de Mercedes, que ha «dedicado su vida» al centro. A sus casi 65 años prepara el relevo en la dirección, aunque asegura que seguirá como voluntaria. «Fuensocial es como mi cuarto hijo», afirma.



MÁS INFORMACIÓN I Fuensocial. Plaza de los Naranjos, s/n. 652 473 345