Un hombre negro en una Casa Blanca

La Prensa Gráfica, Eduardo García, 10-02-2008

Si bien el inesperado triunfo de Barack Obama en las primarias de Iowa en enero causaron estupor en muchos, para la crucial fecha del Supermartes ya nadie esperaba tales sorpresas, pues era evidente que la aplanadora de Hillary Clinton, considerada invencible 6 meses atrás, ahora tenía que hacer cuentas con un nuevo escenario.

Efectivamente, el Supermartes arrojó algunos resultados previstos, como el triunfo de Hillary en megaestados como California, donde los latinos se mantienen fieles al apellido Clinton, y Nueva York donde habría sido suicida no ganar; además de asegurar la virtual proclamación de John McCain por el lado republicano.

A pesar de todo, Obama ganó un mayor número de primarias, y conquistó votos por igual en estados rurales, tradicionales, religiosos y de población centralmente blanca, demostrando que los esfuerzos por encasillarlo en una candidatura de tinte racial fracasaron, y que su inspirador mensaje de reconciliación y unidad está calando cada día más profundamente entre blancos, negros, chinos y americanos de todas las etnias.

Y todo esto no impidió que después de Iowa, la población negra se volcara abrumadoramente de su parte, explicando sus victorias de dos y tres a uno sobre la senadora en los estados de mayor incumbencia afro.

Algunos observadores afirman que el voto latino apoya a Hillary en razón de su rivalidad con las minorías afro, ya que estos culparían a los latinos por desplazarlos en muchos empleos, o por los residuos de racismo que, se afirma, existen aún en muchos países latinos hacia sus propias minorías de piel oscura.

A esta interpretación simplista el candidato Obama le salió al paso respondiendo tajantemente: No creo en esa historia, de que deba culparse a los hispanos por las dificultades de los negros. Las dificultades de los negros han existido siempre por razones que todos conocemos, y ahora debemos trabajar juntos para buscar una solución a sus problemas, y a los de los miles de inmigrantes que buscan un futuro mejor en nuestro país.

Otros analistas creen que si Obama aún no ha conquistado al electorado latino, ha sido porque no ha tenido tiempo para darse a conocer. En su debate en California, no solo fue muy claro en eximir a los hispanos de responsabilidad por los problemas de otras etnias, sino fue categórico en afirmar que el camino no es devolver a casa a esos inmigrantes, sino ofrecerles los medios para que, cumplidos ciertos requisitos mínimos, puedan aspirar a una residencia como cualquier otro.

En los últimos meses, mientras los niveles de aceptación de la senadora Clinton se han mantenido sustancialmente invariados, los niveles de aceptación del joven Obama no han hecho sino expandirse. Y si tenemos en cuenta que este tuvo mayor apoyo en los estados pequeños, como son la mayoría de los que faltan por realizar primarias, entonces, quizás no sea desacertado que los latinos empiecen a abrir los ojos ante las posibilidades de futuro que les brinda este personaje a decir de muchos tan desconocido como extraordinario, y a prever que, por increíble que parezca, dentro de un año podríamos estar viendo al primer hombre negro del país ocupando la primera Casa Blanca del país.

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