Sindicatos, administraciones, asociaciones cívicas y cuerpos de seguridad empezaron ayer a calentar motores cara a la próxima campaña agrícola de Lleida, que se espera movilice a casi 7.000 temporeros, la mayoría contratados en origen. La temporada, que se iniciará a mediados de abril con la cosecha de las primeras cerezas en el Baix Segre, empleará este año por primera vez a jornaleros procedentes de Honduras, adelantó el jefe de la dependencia de Trabajo y Asuntos Sociales en Lleida, Francesc Sales.
Los temporeros hondureños se unirán de este modo a colombianos y rumanos, que desde hace tiempo forman el grueso del contingente de mano de obra extranjera en Lleida. Las organizaciones agrarias están dispuestas a repetir con trabajadores de Senegal, a pesar de que la experiencia piloto llevada a cabo el año pasado con el país africano no resultó tan exitosa como se preveía: tan solo 2 de los 50 temporeros senegaleses contratados en origen regresó a su país al vencer el contrato.
Las autoridades calculan que la llegada de estos jornaleros se completará con las aproximadamente 2.000 personas que viajan por España trabajando en las diferentes campañas agrarias, desde la recolección de la fresa de Huelva hasta la vendimia de La Rioja. Es este contingente – – al que también se unen inmigrantes sin papeles – – , el que se ha encontrado, en temporadas anteriores, con mayores dificultades para conseguir un contrato de trabajo o un alojamiento en condiciones.

HASTA NOVIEMBRE
La de Lleida, explicó ayer el representante del Ministerio de Trabajo, es “la campaña agrícola más importante de España”. Es la que más mano de obra emplea y la que dura más meses. “Los últimos años, estamos viendo que la cosecha arranca ya en el mes de abril, con cerezas y albaricoques, y no se termina hasta noviembre, con las últimas variedades de viña”, detalló Sales.
Pese a que todo apunta a que las necesidades de temporeros serán similares a las del año pasado, las contrataciones se irán ajustando a medida que se acerque el inicio de la campaña. Factores como la sequía y otras inclemencias meteorológicas – – heladas y granizadas – – pueden hacer variar los pronósticos expuestos ayer, admitió Sales. Otra de las preocupaciones de los inspectores será, este año, la de los alojamientos. El Gobierno acaba de reformar la ley para exigir a los empresarios que habiliten instalaciones en buenas condiciones.