«En España no hay un problema con la inmigración ni con el velo, y crearlo es irresponsable». La vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, reprochó ayer al PP que haya destapado la caja de los truenos con sus propuestas electorales sobre inmigración. Iniciativas como el contrato de integración, la regulación del uso del pañuelo islámico o la creación de un visado por puntos incitan, según el Ejecutivo socialista, al racismo y la xenofobia e «invitan a la crispación». «Hay que irse muy a la derecha para encontrar partidos que defiendan estas tesis», argumentó.

La número dos del Ejecutivo admitió, en su rueda de prensa semanal tras la reunión del Consejo de Ministros, que quizá sea necesario tomar medidas para prevenir los problemas con que se han topado otros países europeos. Sin embargo, defendió que los métodos propuestos por el partido de Mariano Rajoy no son la solución. «La obligación de todo Gobierno responsable es fomentar la convivencia y el cumplimiento de la ley evitando la confrontación», alegó. A su juicio, las medidas del PP «rezuman rechazo y desprecio a la inmigración».

«Hay que buscar la integración, no la imposición; hay que luchar por la inmigración legal, no criminalizar al inmigrante ilegal; hay que cumplir la ley y no inventar manuales de uso propios de otra época», concluyó. Una de las principales críticas de los socialistas al PP reside en que concrete a qué se refiere cuando habla de la necesidad de respetar los usos y costumbres de los españoles. Y en que, según la vicepresidenta, el mensaje que debe recibir la sociedad de sus políticos es el de la convivencia. «No hay que crear problemas donde no los hay», insistió.

El programa del PSOE apenas dedica unas líneas a la inmigración y opta por la coordinación en Europa para alcanzar un política común que comprometa también a los países no fronterizos. Los socialistas se comprometen asimismo a promocionar acuerdos bilaterales y multilaterales para ordenar los flujos migratorios.